En Argentina, el audio filtrado involucra a Karina Milei, la hermana del presidente Javier Milei, que llegó al poder con una gran debilidad política: Sin control de las dos cámaras del Congreso y sin control del territorio al no contar con el apoyo de gobernadores ni de intendentes.
En un país golpeado por la inflación y la pobreza, la única fuerza política de Milei era su mensaje de destruir a “la casta” que, con el populismo, el clientelismo y la corrupción eran responsables de la decadencia argentina.
Karina en los inicios del actual gobierno parecía que iba a tener un rol solamente de apoyo personal a su hermano, pero a medida que pasaron los meses ella fue constituyéndose en el eje de un círculo de poder, de favoritismo y de corrupción.
Su poder es enorme, decide nombramientos, contratos y licitaciones. La llaman “El Jefe” dentro del gobierno.
Los audios filtrados de Karina han sido una sorpresa y un golpe mortal para su hermano, del que difícilmente podrá reponerse. La derrota catastrófica en las elecciones de la Provincia de Buenos Aires es probablemente la primera de varias derrotas futuras, que pueden poner en duda su continuidad en la presidencia.
En el Paraguay, el audio filtrado involucra directamente a dos senadores, Chaqueñito y Yamy Nal, pero indirectamente a varios más. A diferencia de Karina el contenido de los audios no es ninguna sorpresa y no muestra nada nuevo.
Una vez más pone al desnudo la corrupción que casi todos conocemos y que viene desde hace varias décadas: La compra de votos en el Congreso y el uso arbitrario de los recursos de Itaipú.
Una vez más este escándalo no tendrá, seguramente, grandes consecuencias en nuestro país; tal vez los senadores involucrados sean sancionados, pero la práctica política basada en el clientelismo y la corrupción continuará y probablemente no afectará las chances electorales del partido de gobierno.
Una frase muy repetida, pero muy cierta es que: La corrupción es algo muy grave, pero mucho más grave es la impunidad. En ese sentido, existen algunas diferencias entre la Argentina y el Paraguay.
En la Argentina, un ex presidente como Carlos Menem tuvo que cumplir cinco meses de prisión por diversos juicios a los cuales fue sometido y hoy la ex presidenta Cristina Kirchner se encuentra con prisión domiciliaria, cumpliendo una condena por corrupción y enriquecimiento ilícito.
En la misma situación de condenados y en prisión se encuentran muchos de sus colaboradores como su vicepresidente Amado Boudou, su ministro de Obras Publicas Julio de Vido y su socio comercial Lázaro Báez.
Sin embargo, en el Paraguay con el enorme nivel de corrupción existente, casi no existen casos de altas autoridades que hayan sido condenadas, tal vez con la excepción de Óscar González Daher.
Ante estos hechos de corrupción no alcanza con indignarse, no alcanza con esperar. Necesitamos cortar el circulo vicioso donde corrupción e impunidad se protegen mutuamente. Porque un corrupto con miedo a la sociedad y a la justicia roba menos, mientras que un corrupto protegido por la impunidad roba sin límites.
Pero la corrupción no solo roba dinero, sino también mata. Mata cuando no hay medicamentos en los hospitales, mata cuando hay accidentes debido a rutas y puentes mal construidos, mata cuando la Policía no tiene recursos y el crimen gana la calle.
Esperemos que los casos de corrupción que tomaron estado público a través de los audios no queden en el olvido y en la impunidad, tanto política como judicialmente.
La sociedad quiere ver sanciones porque la corrupción no es una falta administrativa, es un crimen social.