02 ago. 2025

Ángel Piccinini

Llegó a Paraguay con un microscopio y un título de boticario; y terminó soportando cepos, privaciones y torturas. Su relato retrató con asombroso detalle la vida cotidiana y la cultura paraguaya del siglo XIX. Denunció las atrocidades del régimen de Francisco Solano López y terminó siendo cronista de un conflicto que no era suyo.
La celebración de los natalicios de los líderes políticos ha sido, en distintos periodos de la historia paraguaya, un reflejo del culto a la personalidad y de las estrategias de propaganda de cada régimen.
Héctor Francisco Decoud Domecq nació en tiempos convulsos, creció bajo la sombra de una dictadura y maduró entre los escombros de la guerra. Hijo de un comerciante prominente y ahijado del propio Francisco Solano López, su vida fue un reflejo de las contradicciones del Paraguay decimonónico: soldado siendo apenas un niño, crítico implacable de su padrino y, finalmente, un intelectual respetado dentro y fuera de su patria.
Marcado por el fusilamiento de su padre cuando apenas caminaba, Rómulo José Yegros Speratti aprendió de aquella tragedia temprana a sobreponerse al estigma.
Hace 160 años, el 26 de junio de 1865, un choque menor en los esteros del Mbutu’y –entre una columna paraguaya de apenas cuatrocientos hombres al mando del entonces capitán José del Rosario López y una brigada imperial brasileña que la superaba casi diez a uno– se transformó, con la ayuda de la pluma y la imprenta, en una de las gestas más citadas del panteón lopista.
Aunque el general Manuel Mena Barreto y su división aliada llegaron a Pirayú en enero de 1869, su única misión era explorar la ruta que usó el Mariscal López para huir de Ita Ybaté y, de encontrarse, recolectar ganado. La Campaña de la Cordillera comenzó cuando el conde d’Eu asumió el mando del Ejército brasileño y dirigió las operaciones tierra adentro en persecución de las fuerzas renovadas de Francisco Solano López.
Durante los años más oscuros de la Guerra de la Triple Alianza, Paraguay no solo enfrentó a tres poderosas naciones enemigas, también vivió un conflicto interno que desgarró su tejido social y familiar.
En Semana Santa, cuando miles de hogares paraguayos amasan y hornean chipas con manos rituales cada Miércoles Santo, es oportuno detenerse a reflexionar sobre este alimento que es mucho más que comida: La chipa es memoria viva, símbolo sagrado y herencia cultural.
El 23 de marzo se cumplió un año más del dramático final del buque insignia de la flota paraguaya durante la Guerra de la Triple Alianza. El vapor Tacuarí representó durante más de una década el orgullo de la Armada Paraguaya, hasta su sumergimiento en 1868.
La Guerra del Chaco (1932-1935) fue escenario de numerosos actos de heroísmo y sacrificio, pero también de episodios controversiales que han quedado grabados en la memoria histórica. Uno de los más polémicos fue el fusilamiento de desertores ordenado por el coronel Luis Irrazábal.
Este último sábado de febrero celebramos el Día Nacional del Tereré, una tradición que está reconocida como Patrimonio Cultural Paraguayo. Por ello no podemos dejar pasar esta fecha para conocer más sobre una costumbre tan arraigada en la vida de los paraguayos.
En los últimos días, la red social X se llenó de elogios hacia la hospitalidad del pueblo paraguayo, especialmente entre los hinchas argentinos que viajaron para disfrutar de la final de la Copa Sudamericana.
No existe paraguayo que no conozca este sobrenombre para los argentinos, y es común encontrar en cualquier círculo social a un amigo argentino que lleve el apodo Diego kurepa o simplemente kurepa.