02 sept. 2025

Ser y parecer

El interventor Carlos Pereira entregó el informe sobre la auditoría a la administración del intendente colorado Nenecho Rodríguez, el pasado viernes 22 de agosto. El Gobierno intentó ocultar la voluminosa acusación, pero el miércoles 27, tras los reclamos de la oposición y de la prensa, el Ministerio del Interior publicó en su sitio web el documento, así como la intervención de Miguel Prieto (Ciudad del Este).
Más allá de los procesos políticos que implican la destitución de Prieto (la verdadera intención cartista), que obliga a elecciones en Ciudad del Este para completar el mandato y la obligada renuncia de Nenecho (para evitar las elecciones en la Capital), hay sucesivos hechos y gestos que ratifican la línea autoritaria, excluyente, para debilitar o amendrentar a sectores políticos y económicos que no se alinean al proyecto cartista. Esto en medio de la admisión descarada de la corrupción como estado cuasinatural del Partido Colorado, que ya no se esconde ni como postura políticamente correcta. No solo es ser sino parecer. Sin disimulos, sin máscaras, sin rubor, sin timidez. Con rabia, orgullo y odio.

El informe sobre la gestión de Nenecho es una escandalosa lista de corrupción, malversación y desprecio a la ciudadanía que sostiene con sus impuestos una Municipalidad que no le da las mínimas respuestas. Lejos de hacer una autocrítica, los concejales colorados que avalaron el desastre quedaron al frente de la administración. Luis Bello, cartista y hombre fuerte del diputado Raúl Latorre, cuyas aspiraciones presidenciales son cada vez más notorias, se encargará de limpiar los cadáveres y esconder otros en lo que queda de mandato. Ya anunció que no habrá medidas contra la superpoblación. No se dispararán al pie. El ejército de planilleros que succiona los recursos municipales son votos seguros y soldados para recolectar lealtades. La ciudad y sus desastres pueden esperar hasta que un nuevo “mesías colorado” prometa lo imposible y repita las mismas felonías.

El proyecto “olvido” con la renuncia de Nenecho empezó a rodar.

Sin embargo, muerto el perro, no se acabó la rabia.

NATURALIDAD. Otro ejemplo de la declaración y admisión sin la mínima vergüenza de la tríada que sostiene a la ANR: clientelismo/prebendarismo/corrupción, la expresó el precandidato a intendente de Ciudad del Este, el ex gobernador González Vaesken y rector de una universidad. “En política hay que ser grato si uno quiere continuar y, por supuesto, voy a ser grato con la gente que me va a llevar a ser intendente”, dijo, no en una reunión cerrada, lejos de las cámaras, sino en un acto público donde prometió 1.500 cupos que serán distribuidos directamente a las seccionales coloradas. Una demostración clara de que a la dirigencia colorada no le interesa convencer al ciudadano con sus propuestas. Apuesta a ese votante primario, ignorante, sin memoria que caiga en las garras de los operadores, que hambrientos de fondos públicos, saldrán a cazar votos.

No es casualidad que el senador colorado Alfonso Noria llame y maltrate al director de Tributación, Oscar Orué, por “atreverse” a combatir la informalidad comercial en Canindeyú. Los legisladores regionales tienen la visión feudal de la política. Están por encima del Estado y ni siquiera respetan una orden presidencial.

REPRESALIAS. En el contexto de corrupción y control institucional se amplifican las posturas autoritarias. Conscientes de su poder avasallador, repelen las críticas no con explicaciones sino con amenazas, a sabiendas del sometimiento judicial. Lizarella Valiente, esposa del eyectado intendente, después de confirmar en plena sesión del Senado las advertencias de su esposo al interventor, amenazó con querellar al diputado independiente Raúl Benítez, quien hizo la conexión entre la dilapidación de los bonos y su elección como senadora. “Fuera de Asunción no le votó nadie, el 98% de las mesas donde ganó Lizarella fue en Asunción y solo ganó en una mesa fuera de Asunción”.

El presidente Santiago Peña, cada vez más encerrado en su burbuja, dio una pequeña muestra de su intolerancia en un acto en Luque donde arrebató el micrófono a una concejala simplemente porque le reclamó información sobre el superviaducto que proyecta su gobierno.

La soberbia en política no es buena consejera. Y menos aún cuando el poder reside en otro lugar.

En la semana también impactó la revelación de las celdas vips, en función de una intervención judicial y no del Ministerio de Justicia. Los privilegiados son narcotraficantes, los únicos que pueden pagar esos beneficios. Este escándalo supuso un duro golpe para el Gobierno que había liberado la cárcel de Tacumbú del poder del Clan Rotela y que se vanagloriaba de derrotar a la mafia de las cárceles cuya hegemonía atribuía a la complicidad del Gobierno colorado anterior. Este caso reveló que a esta administración también le falta un Operativo Veneratio para desalojar a las mafias que siguen empotradas debido a las jugosas coimas. El gobierno cartista, con su mayoría absoluta en el Congreso, ha marcado la línea dejando fuera del mapa a los opositores, tanto políticos como económicos, tanto sociedad civil como prensa independiente, tanto Iglesia Católica crítica como ciudadanos que no están de acuerdo con esta deriva autoritaria y corrupción galopante.

La grieta está demarcada. Solo hay que definirse de qué lado uno quiere estar.

Más contenido de esta sección