El material destaca que en el marco del Anexo C del Tratado de la Itaipú Binacional, Paraguay cede su energía excedente a Brasil y con las nuevas discusiones de la renegociación de ese aparatado, que se desarrollan con discreción, el país tiene la intención de comercializar esa energía y eso podría causar un impacto en la tarifa brasileña.
El reportaje fue producido por la periodista Mayala Fernandes, que integra la redacción del portal de noticias G1 en el Estado de Paraná, en Foz de Yguazú.
En el material, se destaca que en uno de los escenarios evaluados de la renegociación existe la posibilidad de que Paraguay deje de estar obligado a ceder a Brasil, a precio de costo, la energía que no consume de Itaipú, conocida como “energía excedente”.
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Se menciona que Paraguay utiliza cerca del 5% nada más del total del 50% que le corresponde y que el resto, el 45%, es cedida a Brasil, que utiliza ese sobrante para atender a la demanda del mercado regulado.
El reportaje consultó a Tomaz Espósito, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Grande Dourados (UFGD), que señaló que “luego de 50 años del tratado, la negociación está pasando por altibajos. Por un lado, Paraguay quiere vender directamente al libre mercado para obtener el mayor valor posible, mientras que Brasil busca mantener la energía más barata”.
Se cita que en el 2023, con cerca de 14 mil megawatts de capacidad instalada, la binacional proveyó el 15,7% de la energía consumida en Brasil.
Con relación al Anexo C, se explica que establece las bases financieras y de prestación de servicios de electricidad, incluyendo la fórmula para calcular el costo de la energía, la tarifa y la distribución de ingresos entre los dos países.
Se menciona, además, que la fecha de la firma del nuevo Anexo C no está definida. Inicialmente, se fijó para diciembre del 2024. Luego, se especuló que sería el 30 de mayo de este año. Sin embargo, se desconoce la posible fecha, que se ve aún más difusa luego del escándalo de espionaje entre los dos países.
El profesor Espósito mencionó que, según especulación de especialistas, el tratado podría firmarse hasta agosto.
Posibles modificaciones
El material plantea la posibilidad de que Paraguay deje de estar obligado a ceder su energía a Brasil a precio de costo, lo que podría provocar cambios en los precios y en el modo en el que se distribuye la energía de la hidroeléctrica.
Se destaca que con el pago total de la deuda, ocurrida en el 2023, se liberaron billones de dólares al año y existe un escenario propicio de reducción. El desenlace dependería de decisiones políticas y comerciales.
Llamativamente, se expone la postura de la Asociación Brasileña de Comerciantes de Energía (Abraceel) que defiende que ambos países tengan la posibilidad de vender sus cupos de energía en el libre mercado, donde los precios y plazos son negociados directamente con el consumidor.
Se señala que actualmente la energía de Itaipú abastece un mercado en el que los consumidores son residenciales y de pequeños negocios.
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“Es importante que esa energía limpia y barata llegue a la industria, que genere empleos e ingresos. La mayor parte del libre mercado hoy está inaccesible. Apenas 0.01% de los consumidores tiene acceso”, señaló Rodrigo Ferreira, presidente de la Abraceel al medio brasileño.
Ferreira estimó que la entrada de Itaipú al libre mercado exigiría una reevaluación de los costos. “Para ser competitiva, la hidroeléctrica necesitaría reducir sus costos y enfocarse en una generación eficiente”, comentó.
Por su parte, el profesor Espósito destacó tres posibles escenarios del nuevo acuerdo.
El primero, con una nueva tarifa equilibrada; con un valor cercano al USD 15 por megawatt/hora, lo que podría reducir costos de generación y no tendría un impacto directo en la factura de la luz debido a las distribuciones indirectas.
El segundo, donde se mantiene el modelo actual; con una nueva negociación prevista para cerca de 10 años, cuando Paraguay estaría más apto a consumir toda la energía que le corresponde.
Y el tercero, con el aumento de la tarifa. Sin embargo, considerado improbable por el académico, a raíz de la enorme presión de grandes consumidores de Brasil y la cercanía con las elecciones presidenciales de ese país.
“La tendencia es el equilibro en las tarifas en los próximos tres años, con un posible aumento en el futuro. Si la obligación de cesión es retirada, el precio de la energía caerá, porque se tendrá que competir con el mercado”, consideró Espósito.
Luego de la firma del nuevo tratado por ambos presidentes, el documente debe posteriormente ser aprobado en ambos congresos.
Soberanía paraguaya
Otro aspecto llamativo del reportaje es el abordaje respecto a la soberanía paraguaya.
El medio brasileño consultó al profesor Aníbal Orue Pozzo, de la Universidad Federal de la Integración Latinoamericana (UNILA), que considera que la discusión va más allá de las tarifas y que lo que está en juego es la soberanía energética de Paraguay.
“Si bien el tratado prevé la igualdad, los países son muy diferentes. Brasil es continental; Paraguay es menor que el Estado de Paraná. Necesitamos superar esa asimetría”, consideró.
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Pozzo criticó el valor que Brasil paga por la energía excedente. “Mientras que el mercado internacional paga cerca de USD 108 por megawatt/hora, Paraguay recibe apenas USD 41. Eso genera una diferencia de cerca de USD 3 billones al año. Hoy, el país recibe solamente USD 360 millones”, comentó.
El académico señaló que ese es el punto más crítico de la negociación del tratado, al igual que la narrativa brasileña de “liberar” a Paraguay para vender su energía. “Estamos hablando de dos países soberanos. No se trata de conceder permisos”, agregó.
Presión externa
La nota del medio brasileño menciona que existen cuestiones políticas y diplomáticas que también dificultan las negociaciones entre los dos países.
En ese sentido, se cita el escándalo de espionaje entre los dos países y se menciona al presidente de la República, Santiago Peña, al señalar que el mismo congeló las negociaciones y con eso, extendió el plazo para la firma del acuerdo.
“Lo único que falta es el momento político para la firma del acuerdo. Eso es necesario que ocurra cuando sea oportuno, tanto para el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, como para Peña”, mencionó Pozzo.
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Otro tópico en la negociación es el interés de Estados Unidos en la energía paraguaya para utilizarlo en sus centros de procesamiento de datos e Inteligencia Artificial (IA).
El secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, llegó a declarar su apoyo en cuanto a inversiones norteamericanas con acceso directo a la energía de Itaipú.
“Paraguay utiliza ese apoyo como un as bajo la manga para negociar mejores condiciones. Más energía no es un commodity cualquiera, no se puede almacenar y exige regulación. Brasil necesita ponderar”, señaló Espósito.