En sesión ordinaria de este lunes, en el Consejo de la Magistratura se dio entrada oficial a la resolución comunicada por la Cámara de Senadores, que insta a Cristian Kriskovich a renunciar a su cargo. El pleno del órgano le otorgó su apoyo unánime.
“Creo que muchos de los senadores no han tenido la verdad de los hechos, no han tenido toda la información como para tomar la decisión que tomaron, porque de haber contado con toda la verdad hubieran considerado impertinente emitir esta declaración”, mencionó en su introducción.
Kriskovich inició su defensa relatando el contexto en que se realizó la denuncia por acoso sexual, que fue desestimada, y que, de acuerdo con su versión, se dio después de que la denunciante fuera expulsada de la facultad por supuestamente comprar notas.
Recordó que fue maestro de María Belén Whittingslow, supuesta víctima de acoso, en el primer semestre del año 2013, concluyendo el semestre en el mes de julio de ese año, con la aprobación de su materia.
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“Concluido el 2013, es decir, el segundo semestre, María Belén Whittingslow se recibe en Derecho, aparentemente, por aprobar todas las materias de la carrera. A inicios del año 2014 salta a la luz el escandaloso caso de la compra de notas dentro de la Universidad Católica”, narró.
Kriskovich agregó que tras el hecho se procedió a la apertura de un sumario de investigación interno y a la designación de autoridades interinas, quienes realizaron una denuncia penal ante el Ministerio Público.
El abogado realizó su descargo apoyado en copias de notas que supuestamente la alumna envió al Rectorado tras reconocer su supuesta implicancia en el hecho.
“En ese contexto, María Belén Whittingslow, por su propia iniciativa retoma contacto con mi persona, cosa que ella lo menciona en una nota al decano de la facultad, donde dice que me contacta para recibir orientación sobre los hechos, cosa que lo logra”, explicó.
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Según el también miembro del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, en esa misma nota, de fecha 19 de agosto de 2014, María Belén Whittingslow reconoció haber pagado entre G. 700.000 a G. 800.000 por el cambio de tres notas y también individualizó a la persona a la que le entregó el dinero.
“En esta misma nota comunica que en la causa penal va a pedir una salida alternativa al proceso, tales como el criterio de oportunidad y suspensión condicional del procedimiento, cosa que lo hace. Pide, por último, clemencia ante su arrepentimiento y apela a los postulados cristianos de la universidad para que no se la expulse. ‘Expresando mi pesadumbre e incontenible arrepentimiento por la conducta desplegada por mi parte ante la falta cometida’”, reveló.
Continuó, “¿Por qué es importante esta nota escrita el 19 de agosto de 2014? Porque según la denuncia de supuesto acoso, yo, porque no accedió a mi acoso, le incluí en la lista de los compranotas. Sin embargo, acá está reconociendo hasta el monto que entregó. Es mentira que la causa de compra de notas sea posterior a la denuncia de acoso”, afirmó.
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Mencionó que la denuncia de acoso la alumna la realizó a los 30 días de ser expulsada de la universidad, avalada por sus nuevos abogados, Rodrigo Cuevas y Martín Barba.
“Durante meses no habló de acoso, el 6 de noviembre del 2014, en un programa de radio, no ante la Fiscalía, no ante un juez, no ante el rector, realiza la denuncia de acoso sexual y comienza a hablar de acoso”, acotó.
La causa fue desestimada por falta de pruebas
El representante de universidades privadas ante el Consejo comentó que la denuncia por acoso oficialmente fue presentada cuatro días después de tomar estado mediático y que fue presentada a la fiscala Claudia Moris, quien llevaba la causa de la compra de notas.
Agregó que la denuncia fue derivada a la Fiscalía donde se designó a otra fiscal para que lleve la causa.
Kriskovich refirió que en la causa penal jamás se presentó el celular de la denunciante para el peritaje correspondiente, y que solo se presentaron impresiones de uno 1.000 mensajes de la conversación entre ambos. Contó que tras la intimación de presentación del celular, la denunciante recusó a la fiscala.
Tras la designación del fiscal interino se determinó que no se encontró ningún mensaje que contenga contenido sexual. “Al no haber los elementos, al no haber celular, entonces se desestima la causa”, precisó.
Contrademanda fue por sus hijos
Cristian Kriskovich explicó que el contexto de la palabra “galanteo” fue un calificativo poco afortunado de parte de la Fiscalía General del Estado a causa de que el juez realizó un medida de oposición a la desestimación de la causa, por lo que la revisión pasó a dicha instancia.
La Fiscalía General del Estado se ratificó en la desestimación del fiscal argumentando que “al analizar los elementos de pruebas acercados por la denuncia se observa el intercambio consentido de los mensajes, los cuales sugieren una suerte de cortejo o galanteo de parte de Cristian Kriskovich, integrante del plantel de profesores”.
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El letrado indicó que al no presentarse una apelación a la desestimación, la resolución quedó firme en junio de 2015, luego de una investigación penal que duró casi ocho meses. Sin embargo, su ex alumna siguió acusándolo por el hecho punible.
“Después de esto, ella siguió diciendo por todos los medios que yo era un acosador y después de eso es que yo decidí realizar una contrademanda por daño moral, no por mí, sino por mis hijos, que cuando crezcan van a ser llamados hijos de un acosador y por ellos hice esa demanda”, reconoció. La denuncia reclama un indemnización USD 450.000.
Apuntó a que en el Senado existe una confusión de casos. “Se me pide una renuncia ante una falsedad y ante una mentira yo no puedo renunciar. La Justicia ha dicho que yo no soy acosador”, ratificó.