Como si fuera un patrón de la propia Iglesia, las víctimas de acoso o abuso sexual que se dan en este entorno señalan no solo ser víctimas de los agresores, sino también de las autoridades eclesiásticas que lejos de tomar medidas optan por omitir y encubrir a sus servidores trasladándolos de sus comunidades.
En solo una semana, dos casos escalofriantes de líderes religiosos que, amparados en sus roles, habrían abusado sexualmente de menores de edad salieron a la luz. En el primero de los casos, el agresor fue detenido luego de años de cometer abuso y el segundo denunciado ni siquiera llegó a ser investigado.
Este último caso, gracias al poder de las redes sociales, Luz Céspedes pudo ser escuchada luego de seis años de haber denunciado supuestos abusos sexuales consumados por Anuncio López, párroco de la iglesia Santa María, y quien también era su profesor de Filosofía y director de su colegio en Mariscal Estigarribia, Chaco paraguayo.
La joven de 21 años, con un posteo muy extenso y unas fotografías, relató cómo se percató de lo que ocurría dentro de la institución educativa y que era callado por todos.
“Esta persona, quien se desempeñaba en su rol de sacerdote, nos acosaba con las miradas, incluso un par de veces llegué a ver que al mirar nuestras piernas cuando íbamos con pollera él se mordía los labios y con una expresión de deseo, y cuando usábamos buzo, miraba las nalgas de la misma manera”, comentó.
La joven recordó que tenía temor de regresar a la escuela y le contó a su mamá, quien en todo momento le creyó a su hija y se enfrentó a las autoridades de la institución sin conseguir nada. “Primeramente, se acercó a una monja, a la que le informó de dicha situación y la respuesta de ella fue: ‘Es hombre, y no tiene nada de malo’”, apuntó.
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En la publicación, la denunciante mencionó que cuenta con pruebas de que el sacerdote supuestamente mantenía relaciones sexuales con menores de edad. “Ojo, la mayoría de las alumnas del colegio fuimos víctimas, incluso algunas tuvieron que vivir situaciones peores, y no se han animado a hablar, las razones no sé, pero por mí y por ellas es que nunca callé”, acotó.
A pesar de las denuncias y de las pruebas presentadas a las autoridades eclesiásticas, nunca llegó a instancias del Ministerio Público. Por el contrario, aumentaron las represalias contra la menor, que luego de un año terminó por trasladarse de colegio.
“Estas denuncias que fueron realizadas nunca se presentaron a la Fiscalía. Hasta que en el año 2019 mi madre solicitó que se vuelva a investigar la denuncia, que ha marcado mi vida y personalmente me ha afectado bastante. Hasta que en el año 2020, después de siete años, reabriendo la investigación de la denuncia fuimos convocadas mi madre y yo, en la cual fuimos yo de mi parte y mi madre. Hasta hoy de esa investigación no sabemos qué pasó, está investigación fue realizada por dos sacerdotes de la misma congregación del denunciado, Oblatos de María Inmaculada, el padre Miguel Fritz y el padre Guido Acosta”, narró Céspedes.
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La denunciante menciona que, como si tratara de una burla o un chiste, los investigadores designados viven con el denunciado, por lo que cualquier averiguación carece de objetividad.
“Díganme ¿qué seriedad hay en esta investigación que realizan? ¿O solo lo hacen para hacernos sentir impotentes, y hacernos sentir peor de lo que ya estamos? ¿Acaso lo que pasé en mi adolescencia no es algo grave? Me parece una burla total en la forma en la que están actuando, incluso hacen hasta lo imposible por encubrir este hecho gravísimo”, denunció.
Céspedes contó que, tras las denuncias, el sacerdote fue enviado al exterior para seguir un tratamiento, pero que posteriormente volvió y se mantiene activo en las actividades religiosas.
Hasta el momento, desde la Conferencia Episcopal Paraguaya no existe un pronunciamiento sobre los casos graves que ya se encuentran en manos de la Fiscalía y que son denunciados en medios de comunicación. Desde Última Hora se intentó obtener la versión de la CEP, pero no respondieron.
Por otra parte, en Facebook la ciudadanía inició el hashtag #Yotecreo y la publicación ya se compartió más de 4.000 veces en apoyo de la joven y su familia.