Familiares de internas trasladadas de la cárcel de mujeres del Buen Pastor al nuevo Comple (Complejo de Mujeres Privadas de Libertad de Emboscada) denuncian que las mujeres están aisladas y que pasaron varias privaciones de sus derechos en los primeros días de la mudanza.
Denuncian un cuadro de triple encierro físico, comunicacional y psicológico, y temen que la reubicación esté buscando “quebrar a las mujeres hasta dejarlas desmoralizadas”.
“Es un encierro dentro del encierro”, resume una de las voces que acompaña a las familias. Denuncian que varias internas permanecen con la ropa liviana con la que fueron trasladadas el domingo, sin abrigo ante las bajas temperaturas, con raciones insuficientes y con problemas de acceso a agua potable durante los primeros días.
“No sabemos si están bien, si tienen agua caliente, si pueden hablar con alguien. Es una tortura no saber nada”, dijo una madre.
Falta de respuesta
Incluso, hablan de que se les prohibió a las familias tener contacto con las internas, y estas estarían pasando hambre, sed y frío, ya que les mantuvieron por días con la ropa con la que fueron trasladadas, que era vestimenta de verano. Esas primeras fechas habrían estado encerradas, candadeadas y en los pasillos se les servía las comidas.
“No sabemos si están bien, si tienen agua caliente, si pueden hablar con alguien. Es una tortura no saber nada”.
También tuvieron problemas para proveerles de agua, que en ese lugar sale salada, y que recién entre ayer (jueves 9) y hoy esa situación fue subsanada, según confirmaron desde el Mecanismo de Prevención de la Tortura (MNP).
El reporte de las familias también dejan ver que en esos primeros días se reportaron crisis de ansiedad y al menos un episodio de convulsión por presunto ataque de pánico por parte de una interna, que según las versiones, habría demorado en recibir atención.
La falta de respuesta en los canales oficiales para coordinar visitas o recibir información profundiza la angustia, según comentan varios familiares. “No atienden los teléfonos, no responden mensajes. Nadie nos dice nada”, lamentaron y reclamaron transparencia y un mínimo acceso para saber cómo están sus hijas, hermanas o madres.
Las familias exigen medidas que garanticen salud, alimentación y contacto humano. Además, piden que se proteja la integridad física y psicológica de las internas y, por último, aguardan una explicación y exigen acceso. “Cada día sin respuestas es un día más de angustia”, lamentaron.
Recién desde ayer jueves, al parecer les permitieron salir a las reclusas por un rato de las celdas, según los reclamos.
El Mecanismo denuncia improvisación
El abogado Orlando Castillo, del MNP, comentó que en todas las mudanzas que se dieron, ya sea en Minga Guazú, en Martín Mendoza (Emboscada) y ahora en el Comple “hay una constante, que es el impacto mediático. Es decir, estamos haciendo, pero con una improvisación a la hora de tener en cuenta los derechos y garantías”.
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En vez de hacer una mudanza gradual, de grupos de 250, hicieron todo de una y eso “se les fue de las manos”, dijo.
“En esta mudanza al Comple, hacen una mudanza de impacto, pero no tenían la capacidad de sostener garantizando la comunicación con sus familiares, la seguridad de las privadas de libertad, que por lo menos dos horas al día estén afuera”, cuestionó Castillo.
Este tipo de traslados se debía hacer como parte de una planificación y de gestión que debe de primar, explicó. Sin embargo, esta vez se hizo sin dar acceso a comunicación a las familias, lo que generó un problema de disconformidad. Confirmó que hubo un problema de gestión.
Régimen cerrado de visitas
Algo que está cambiando también fue que establecieron un sistema de visitas mucho más reducido de lo que era en la cárcel del Buen Pastor.
“No tienen la capacidad de garantizar que cada módulo pueda recibir las visitas a la vez. Y, además, te hacen elegir, si querés que te visite tu familia o tu pareja”, detalló Castillo.
El abogado criticó con esto que “hay un retroceso en los derechos de las personas privadas de libertad, porque aquí hay un doble encierro. Ya están privadas de libertad y ahora están privando mucho más el contacto con la familia”.
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“Estamos vigilantes y expectantes de que todo se normalice en la brevedad posible”, citó el comisionado.
La recomendación desde el Mecanismo era que se haga un traslado con un sistema gradual, que hace más manejable, tanto para los funcionarios como las reclusas.
Desmienten situación de abandono
Buscando conocer la versión de las autoridades, el viceministro de Política Criminal del Ministerio de Justicia, Rubén Maciel, aclaró que se están acompañando a todas las mujeres desde el día del traslado.
“Hambre, sed y frío no pasaron, porque se le proveyó de comida, botella de agua y ropa de cama”, precisó.
“Hambre, sed y frío no pasaron, porque se le proveyó de comida, botella de agua y ropa de cama”.
Explicó que las mujeres privadas de libertad llevaron sus ropas al nuevo penal, y se les proveyó una mochila institucional y una bolsa de 200 litros para llevar sus cosas. “Sí hubo caso de mujeres que sus bolsas se mezclaron, lo cual generó demora en la identificación en el proceso de revisión”, reconoció.
Durante los primeros días, mientras se organizaba la ubicación de cada reclusa entre módulo, permanecieron en las celdas, “y progresivamente empezaron a salir, primero en el pasillo del pabellón de celdas, y ahora ya están saliendo gradualmente al patio interno de cada módulo”.
Igualmente, reconoció que “obviamente, ahora, se sienten encerradas, porque están experimentando lo que es una penitenciaría”.
En cuanto a los números de contactos, las dos funcionarias a cargo sí ya se encuentran registrando las visitas, “cuyo régimen será diferente al del Buen Pastor”.
Por último, sostuvo que desde el pasado lunes, todo el equipo de funcionarios del Viceministerio está apoyando en todo, y colaborando. También desmintió que se haya reportado un caso de convulsión.