Tras su cierre definitivo, el pasado lunes, y el traslado de todas las reclusas al nuevo penal Comple, ahora el Centro Penitenciario de Mujeres Casa del Buen Pastor “va a quedar siempre en la memoria como una institución relacionada con las mujeres privadas de libertad”, con 106 años de funcionamiento.
Más de 100 años de vigencia
Comenzó primero como una casa de acogida, hasta que se convirtió en una penitenciaría. Hoy solo quedan restos de lo que algún día fue una cárcel hacinada, crítica y precaria.
“Esto tiene que quedar en la memoria, es un recuerdo muy importante para ver cómo estaban esas mujeres y a qué circunstancias no debemos volver jamás”, fueron las palabras del viceministro de Justicia, Rubén Maciel, quien acompañó un recorrido por los sectores ya vacíos.
Fue el 20 de diciembre de 1919 la fecha en que se inauguró el lugar como casa de acogida, que estaba manejada en principio por las hermanas del Buen Pastor.
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Esa misma casa con el mismo nombre funcionaba también en otros países de la región, donde se recibían a niñas, adolescentes y mujeres, y todos también evolucionaron a ser una penitenciaría, pese a no tener la infraestructura que se necesitaba.
Últimas circunstancias: insalubridad…
El penal del Buen Pastor en Paraguay terminó acogiendo a más de 600 mujeres, pese a tener una capacidad solo para 200. Del total, unas 350 aproximadamente sí tenían condena, y el resto estaba todavía en calidad de procesadas.
En varios sectores, ni siquiera había celdas. Estaban encimadas 70 mujeres en un solo lugar, “apiñadas”. En otros pabellones, sí tenían celdas para dos o tres personas, y en otras solo una, porque cuando llovía, la cloaca rebosaba. “Una situación bastante insalubre”, dijo Maciel.
Lo que se evidenció es que las mujeres vivían entre la humedad, basuras, cloacas, colchones apilados y suciedad.
Incluso, hay zonas donde se alertó de riesgos de derrumbe y que requería una intervención importante. Tampoco estaban clasificadas por falta de espacio. “Aquí había una pequeña clasificación, digamos. Un sector donde estaban usualmente las mujeres consumidoras problemáticas y en otro sector no”.
Pabellón de máxima seguridad
El recorrido por el Buen Pastor incluyó el sector de máxima seguridad, o lo que se concebía como máxima seguridad, y sin embargo estaba funcionando como un área normal, con un solo agente penitenciario.
@ultimahorapy Se cerró de manera definitiva el penal de mujeres del Buen Pastor, un modelo de penitenciaría a la "que no debemos volver jamás", según el viceministro de Justicia, Rubén Maciel. Hoy solo quedan algunas pertenencias de las que pisaron ese lugar de reclusión, en donde vivían entre el hacinamiento, las precariedades y la insalubridad.
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¿Quiénes estaban recluidas allí? En su momento, estuvo Carmen Villalba, líder del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), y su secretaria Francisca Andino.
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A finales del 2023, se había descubierto que Carmen Villalba utilizaba tres celdas y un baño solo para ella, además que disponía de un calabozo más para su mano derecha. Una de las celdas era exclusiva de ella, donde estaba su dormitorio. La otra, como cocina, y la tercera, una sala de estudios.
Pese a que estaban en el sector de máxima seguridad, estas podían bajarse y recorrer todos los demás pabellones. El viceministro Rubén Maciel confirmó que no había restricción.
Después del traslado de Villalba y Andino, las celdas quedaron como “normales”.
Los demás sectores
ÚH recorrió los demás sectores, conocidos como Libertad; Caracolito –por la forma de la escalera que llevaba a las celdas–, Amanecer –donde estaban las mujeres con sus hijos pequeños y las embarazadas–, así como el Sector 1, donde quedaban las mujeres “problemáticas”, por ser habituadas al consumo, incluso dentro de la cárcel.
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Al viceministro le preguntamos qué tratamiento recibían estas mujeres que estaban bajo el consumo de sustancias, y la respuesta fue: “Quedaban aquí. Era la única manera de tratarse, les juntaban”, confesó.
Finalmente, las 600 reclusas que hasta el pasado lunes estaban en el Buen Pastor, hoy se encuentran en el Complejo de Mujeres Privadas de Libertad de Emboscada (Comple), a donde fueron trasladas.
Ese nuevo penal está conformado por ocho módulos, destinados tres para procesadas, otros tres para condenadas, y un módulo donde se les ubicó a las mujeres con problemas de consumo, para que reciban un tratamiento de “deshabituación”.