25 may. 2025

Una visión política y económica para el 2025

La semana pasada Desarrollo en Democracia (Dende) presentó su análisis sobre las perspectivas políticas y económicas para este año 2025, teniendo como telón de fondo las graves tensiones geopolíticas que sacuden al mundo.
El epicentro de estas tensiones se encuentra en las políticas de Trump que, por medio de la fijación de aranceles de importación a los productos fabricados fuera de los Estados Unidos, busca la reindustrialización de su país.

Esta política es un palo en la rueda al comercio internacional que, según el Banco Mundial, ha sido el motor del crecimiento económico, la generación de empleo y la reducción de la pobreza, en las últimas décadas.

Como ejemplo: Durante el periodo de la “hiperglobalización” desde el año 1990 hasta el 2008 el comercio global creció a tasas promedio del 6,6% y el PIB mundial al 4%. Hoy este crecimiento se ha debilitado y el FMI proyecta para este año un crecimiento global de apenas el 2,8%.

Para dimensionar el impacto que tendrá este escenario en la economía paraguaya, tenemos que saber que de las exportaciones mundiales solamente el 10% son productos agrícolas y el 15% son combustibles y minerales; mientras que el 75% son productos industriales (la mitad productos terminados y la otra mitad componentes industriales).

A este segmento industrial es adonde apuntan todos los cañones de Trump y por eso, a pesar de la turbulencia, los precios de las materias primas continúan estables y… eso es lo que el Paraguay exporta.

Los shocks de Trump no están afectándonos por ahora, pero van a afectarnos directa o indirectamente en el mediano plazo.

Ante esta incertidumbre global, el Paraguay debe priorizar más que nunca sus relaciones con los países de la región, específicamente con el Mercosur y muy especialmente con el Brasil.

Nuestro desarrollo industrial es muy dependiente de nuestra integración a las cadenas productivas del Brasil y por eso nos preocupan las tensas relaciones diplomáticas que hoy tenemos con nuestro vecino.

Hemos retirado a nuestro embajador en Brasilia a raíz del espionaje que ha tomado estado público, hemos recibido un fuerte golpe del Brasil con su rechazo a la candidatura de Rubén Ramírez a la OEA y lo más grave es que la negociación del nuevo Anexo C de Itaipú, que era una prioridad en el 2023, hoy se encuentra empantanada y sin visos de solución.

En el frente interno a pesar del enorme ruido político y del prematuro electoralismo, la economía paraguaya cerrará el año con un buen crecimiento, que será del 3,5% según el Banco Mundial, del 4% según el BCP y del 3,6% según Dende.

Sin embargo, en este buen escenario aparece en el horizonte una luz roja que es el déficit de la Caja Fiscal, que crece mucho más rápido que lo proyectado, que pone en peligro el cumplimiento de las metas de déficits definidas por el MEF y que dificultará la obtención del Grado de Inversión, por parte de una segunda empresa calificadora.

Resumiendo, el mundo se encuentra en guerra militar y económica entre las grandes potencias y consecuentemente el crecimiento mundial será más lento en los próximos años.

Nosotros para seguir creciendo tenemos que centrarnos en el vecindario, especialmente en el mercado brasileño, con quien hoy no tenemos las mejores relaciones diplomáticas. También para seguir creciendo tenemos que hacer nuestros deberes internos, cumpliendo este gobierno su promesa de “realizar todas las reformas pendientes”.

Lo hizo creando la DNIT y el MEF y ya estamos recogiendo los frutos, pero las reformas más importantes y políticamente más difíciles, como las de la seguridad social, la salud y la educación, se encuentran pendientes.

Nos hemos demorado en la realización de las reformas y hoy ya estamos sumergidos en un electoralismo desenfrenado, que hará muy difícil llevarlas adelante.

Esta es nuestra visión política y económica para este año 2025.

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