18 sept. 2025

Un país movido en torno al ritmo circodiano

Circadiano: Perteneciente o relativo a un periodo de aproximadamente 24 horas. Se aplica especialmente a ciertos fenómenos biológicos que ocurren rítmicamente alrededor de la misma hora, como la sucesión de vigilia y sueño.

Con esta definición el Diccionario de la Lengua Española describe al ciclo biológico que regula los procesos físicos, mentales y conductuales de los seres vivos, incluyendo los humanos y periodistas.

Dicho ciclo ha sufrido y sigue padeciendo el feroz tovajepete a causa de la decisión de mantener el horario de verano todo el año.

Hace un año el disparate ya cobraba forma cuando los senadores aprobaron el cambio. En setiembre, los diputados hicieron lo mismo y en octubre Peña se sumó al ritmo circodiano aprobándolo.

Para tomar tal decisión, las únicas instituciones consultadas fueron la ANDE, la Policía Nacional y, ojo, el Ministerio de Educación y Ciencias.

Algunas voces, con tino, le pusieron de sobreaviso que dicho horario no estaba acorde con la realidad del país. Sobre todo, en invierno.

Pero como lo viene marcando el ritmo circodiano de la mayoría que actualmente viene imponiéndose, junto a sus alquilados... eh, digo aliados, la insanía horaria quedó.

Pero el tiempo y la naturaleza no se rigen por la prepotencia tarambana. Desde que el mundo es mundo en esta parte de la tierra está bien diferenciado el ciclo día y noche en verano e invierno.

No olvidemos que la misma noche en que debían de atrasarse los relojes pudo verse la primera señal de la magnitud del disparate.

Más de uno tuvo que yerar forzosamente porque no podía pagar la cerveza que estaba consumiendo desde las 09:00 de la noche.

Todo porque las transacciones electrónicas no podían hacerse a causa de la desincronización en los relojes.

Ya en estos meses de frío vimos a los niños yendo a la escuela y estando en el aula antes del sol, con el sueño aún dándoles vueltas. Ni qué decir cómo ha impactado en los niveles de ausencia en los días de intenso frío, que han llegado incluso al 80%.

Incluso el mismo ministro de Educación, Luis Ramírez, no se opuso a que algunas escuelas atrasaran la hora de entrada de sus alumnos como medida paliativa.

Trabajadores de la construcción que han salido de sus casas en plena oscuridad y al llegar a sus lugares, deben esperar que amanezca para iniciar su jornada laboral.

Y ni qué decir de cómo las enfermedades respiratorias, principalmente la influenza A dejaron chalai a muchos, sobre todo a los niños.

Claro, hay que decirlo, en buena parte del país, para muchos alumnos estar en la escuela antes del amanecer es otro infortunio que ha aparecido en su día a día.

Porque en cualquier época del año sus jornadas deben pasarlas entre la falta de útiles escolares por kits que llegaron tarde o no llegaron nunca.

O les toca aprender de comunicación, matemáticas, etc., mirando al cielo, aguardando que el techo o alguna otra parte de la escuela no se venga abajo. O directamente cursan parte o todo el año escolar bajo la sombra de algún frondoso árbol.

Las voces para volver al viejo uso horario y dejar atrás el infame que sigue vigente, ya empezaron a surgir incluso desde el oficialismo.

Sin embargo, todavía hay resistencia de parte de quienes impulsaron este delirio sin escuchar ni siquiera a los profesionales de la salud y a los que trabajan con niños. Habrá que ver si en esta ocasión la “aplanadora del bien común”, vuelve a dar marcha atrás, como ya lo ha hecho en otras ocasiones.

Porque hasta el momento, las decisiones que han tomado dicha aplanadora en su andar solo han afectado al común de a pie.

Lo único que deben hacer, sin vueltas ni negociaciones ni transas es volver al horario que era utilizado en invierno. Será una buena ocasión para mostrar que al menos una vez legislan para el pueblo y no para el quincho.

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