22 jul. 2025

Trumpulencia, la turbulencia generada por Trump

La semana pasada estuve en el Brasil y pude ver el enorme impacto emocional que ha tenido en la prensa y en la sociedad del vecino país la imposición de las tarifas del 50 por ciento a las exportaciones brasileñas dispuesta por Donald Trump.
En casi todos los sectores, la molestia es enorme por los numerosos errores de forma y de fondo cometidos por Trump en la decisión tomada.

El primer error fue diplomático y tiene que ver con la forma en la que fue comunicada la decisión, que se hizo por medio de una carta personal dirigida al presidente Lula. Sin embargo, antes que la misiva llegara a manos del presidente brasileño, ya fue publicada en la plataforma Truth Social, propiedad de Trump.

El segundo error es de fondo y tiene que ver con el contenido de la carta que tiene numerosos errores conceptuales muy elementales y cita hechos erróneos, que hacen sorprendente pensar que pueda ser firmada por el presidente de los Estados Unidos.

En la carta Trump le ordena a Lula que cese la “cacería de brujas” y que la investigación judicial que se le sigue a Bolsonaro por el intento de golpe de estado cese INMEDIATAMENTE.

Entre los principios básicos de las relaciones internacionales, un Gobierno puede criticar a otro en temas de política exterior (ejemplo la unión del Brasil a los BRICS), pero no puede inmiscuirse directamente en la política interna del otro país y menos desconocer la separación de poderes entre el Ejecutivo y el Judicial, que existe en una República.

Otro inexplicable desacierto es la acusación de que la relación comercial entre los dos países “ha sido muy injusta para los Estados Unidos” y que “el arancel del 50% es necesario para lograr condiciones equitativas”.

Esta afirmación es errónea, ya que sabemos que desde hace de 15 años Estados Unidos tiene superávit comercial con el Brasil. Solamente el año pasado las exportaciones norteamericanas fueron de 49 mil millones de dólares y las importaciones fueron de 42 mil millones de dólares, generándoles un superávit comercial de más de 7 mil millones de dólares.

Estos desaciertos diplomáticos, conceptuales y de cifras, causaron, como era lógico, que la Cancillería brasileña rechazara recibir la carta y la devuelva “por ser ofensiva y contener falsedades sobre el Brasil”.

El objetivo de este artículo no es defender ninguna posición en este conflicto entre los dos países, pero si busca transmitir la enorme preocupación por los errores tan graves y tan elementales cometidos por el líder de la primera potencia económica y militar del mundo, en este caso.

¿Será que en una decisión como esta y en una carta como la que fue enviada al Brasil no participaron los diferentes asesores del presidente y los diferentes departamentos del Gobierno norteamericano? Las dos respuestas posibles a esta pregunta son muy preocupantes.

Si no participaron los asesores, quiere decir que el presidente puede decidir solo y sin consultar cuestiones de gran importancia que incluso pueden ser aún más graves, como por ejemplo, sobre la guerra en Ucrania y en Medio Oriente o el enfrentamiento tarifario con China y la Unión Europea. Si participaron los asesores y se cometieron tantos errores, es preocupante el nivel intelectual o la sumisión que tienen ellos a los deseos del presidente y, de nuevo, es preocupante para cuestiones de mayor trascendencia para el mundo.

En su primer mandato Trump estuvo muy contenido por sus principales asesores que lograron parar muchas de sus decisiones y terminaron enfrentados con él.

En este segundo mandato claramente no existe ese contrapeso.

Eso está llevando al mundo a vivir en permanentes marchas y contramarchas y consecuentemente en una enorme turbulencia e impredecibilidad.

Con razón el economista brasileño Marcos Troyjo –que nos visitará el próximo mes– llama “Trumpulencia”, a esta época de turbulencia global ocasionada por Trump.

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