El pasado miércoles 3 el diario digital El Observador reveló una cumbre secreta entre seis ministros de Corte Suprema con el presidente Santiago Peña y el presidente de la ANR, Horacio Cartes. La lista incluía al presidente de la máxima instancia judicial, César Diesel, Carolina Llanes; César Garay, Luis María Benítez Riera, Alberto Martínez Simón y Eugenio Jiménez Rolón. La noticia impactó no por el encuentro per se, sino por el secretismo, la supuesta participación de Cartes, que no cumple ninguna función pública, y las implicancias en un país en estado de corrupción.
Los días pasaron, se instaló la sospecha y aparecieron, con justa razón, los cálculos políticos sobre lo que habría acontecido y permutado bajo el amparo de la noche en la fortificada residencia presidencial.
Finalmente, ocho días después, cinco de los seis ministros se vieron obligados a confirmar la reunión. Aferrados a un guion común, informaron que el encuentro fue a pedido de la propia Corte y que se trataron “asuntos administrativos”. Un tema poco creíble teniendo en cuenta que el presupuesto General de la Nación es asunto cerrado. Nada jurisdiccional, dijeron. En cuanto a la supuesta presencia de Cartes, no negaron, ni confirmaron. Simplemente omitieron el asunto, como si no quisieran correr riesgos. ¿Por si hay foto?
La aclaración llegó tarde y no despejó dudas. Al contrario, abrió la inmensa compuerta de la desconfianza y restó puntos al devaluado sistema de Justicia. Con justa razón levantaron su voz de miedo los adversarios del oficialismo con procesos judiciales. El presidenciable Arnoldo Wiens afirma que se pactó cárcel para Mario Abdo y Miguel Prieto.
CRÓNICA DE UN SECRETO. Pero ¿cómo se pergeñó la cita secreta y cómo es el juego de poder en la actual Corte Suprema que en su lenta renovación generó confianza?
Del total de 9 ministros y los 6 más cercanos al oficialismo, hay uno que invita con insistencia al quincho, para intercambiar pareceres con “el señor”. Aunque más prudente, se lo considera un nuevo Rienzi, aquel alto magistrado que recibía sin pudor los criterios políticos de Juan Carlos Galaverna. Algunos se negaron elegantemente por un tiempo y luego cedieron. Otros, los menos, aún resisten.
Para esta cumbre, los dos miembros de ideología distinta, los liberales Víctor Ríos y Manuel Ramírez Candia fueron marginados. No fueron invitados. Las excusas son cómicas. El ministro colorado Gustavo Santander sí fue invitado, pero no asistió. Para no aguar la fiesta, dicen. “No debió haber ocurrido esa reunión como se dio”, opinó.
Hubo especulaciones sobre lo conversado. Algunos deslizaron temor al juicio político por la mafia de pagarés que salpica a algunos ministros. Muy improbable. La guadaña legislativa aparece cuando una Corte no se alinea. Esta es tibia. No se atreve a definir el caso de Kattya González, expulsada inconstitucionalmente del Senado por el cartismo.
El quid de la cuestión fue la cuestionada ley que restaura los feudos judiciales. Según versiones, el presidente Peña no estaba de acuerdo con el proyecto de ley y ante este dudoso escenario, los ministros vieron en Cartes un aliado. Su presencia fue clave para alinear posiciones. Verdad o mentira, al día siguiente, la Cámara de Diputados apuró procesos y eliminó de manera exprés la rotación. Así, la Corte Suprema recuperó el poder para reinar por décadas en los departamentos. Hasta el presidente de la República tiene un mandato máximo de 5 años, pero los ministros, que ya son inamovibles hasta los 75 años, quieren anquilosarse en los tronos regionales. Por supuesto, como en las Aduanas, hay zonas más apetecidas que otras, como Alto Paraná.
LA DELGADA LÍNEA. La propia Corte y el ejército mediático del cartismo pretenden darle un marco de normalidad al encuentro, con frases semánticas intentan barnizar de legitimidad la cumbre. Claro, las reuniones interpoderes son legítimas y necesarias, pero en un marco de institucionalidad, transparencia e información a la opinión pública. Además, hay que diferenciar entre una reunión secreta, oculta, y una reunión reservada, discreta. Si el tema por tratar era solamente administrativo, ¿por qué el secretismo? ¿Por qué marginaron a los ministros liberales? ¿Por qué no comunicaron a la opinión pública?
A propósito, la inamovilidad es el pilar de la independencia judicial y esta Corte debe usarla para exigir institucionalidad.
Con este comportamiento, los seis ministros se han disparado en el pie horadando la frágil confianza hacia la Justicia en un país dinamitado por la corrupción y cooptado por el crimen organizado. No supieron mantener la compostura a sabiendas del contexto agobiante de hegemonía política de un hombre que le ha puesto precio a todo y ahora suma en su lista a los pocos que generaban una luz de esperanza. Si apenas el 28% de los paraguayos confiaba en el Poder Judicial, con este episodio se rebajará aún más esa percepción de una justicia inequitativa que discrimina, según el poder adquisitivo de los ciudadanos.
La Corte Suprema habla a través de las sentencias.
Por el bien de la República que agoniza, se espera que no se vuelva cortesana.
Textual
“Este es un hecho histórico para la ciudad de Asunción (la inscripción de “Unidos por Asunción”). Logramos un acuerdo con todos los partidos de la oposición para una alianza única en la Intendencia y en la Junta Municipal. Con referencia a la Junta, hace cinco años hubo más de 20 listas, lo que dispersó enormemente el voto ciudadano y dejó afuera a muchas postulaciones por la fragmentación del voto”. (Stephan Rasmussen, presidente de Patria Querida)
Lo que hay que saber
REFORMA DE TRANSPORTE. A pesar de los cuestionamientos, el Congreso sancionó la Ley del Transporte que modifica reglas de juego. Su real implementación se dará recién en un año.
AUTORITARISMO. La Coordinadora de DDHH destacó en su informe anual como tema principal la consolidación autoritaria y la profundización de la discriminación estructural.
IMPUNIDAD. La ANR volvió a tender la mano a los “chanchos de su chiquero” postergando la intervención a siete municipios con denuncias de corrupción. Selectividad sin mínima moral.
DESHONRA. El presidente Peña ejecutó la baja deshonrosa de las FFAA al coronel Luis Belotto, condenado por intentar ingresar un celular para el narco Tío Rico en Viñas Cué.