08 jul. 2025

La grieta esteña

La intervención de la Municipalidad de Ciudad del Este ha sido interpretada como una manifestación más de la manipulación de mecanismos institucionales que hace el cartismo para atacar a contrincantes políticos. Según la bancada democrática, la suerte del intendente de la ciudad esteña, Miguel Prieto, está echada. Por más que el interventor tenga un perfil más bien técnico, el proceso político se encamina inexorablemente a la destitución del joven líder de la región del Este.

Si bien no descartamos una sorpresa, en el sentido de que el trabajo más técnico de la intervención al final exima a la administración municipal, la realidad política tiende a abonar las sospechas de manipulación. Explicamos por qué.

Hay que entender que el fenómeno Miguel Prieto surge en una ciudad y una región que tradicionalmente han sido baluartes del Partido Colorado, pero que ahora están en un proceso de transformación. Cuando Horacio Cartes ganó las elecciones generales del 2013, su margen de victoria estuvo por encima del promedio nacional en los departamentos fronterizos del Este, incluido Alto Paraná y su capital Ciudad del Este. El propio Miguel Prieto, en una entrevista, relató que él quiso afiliarse al Partido Colorado porque veía en Horacio Cartes alguien que podía reformar la gestión pública, con una intervención de tipo empresarial. Sin embargo, la esperanza que dentro del propio Partido Colorado surja una alternativa al manejo clientelar y asocio con las economías ilegales, fue crecientemente frustrada. Desde el 2018, los resultados electorales comenzaron a mostrar “anomalías”, señalando que la gente parecía estar buscando una alternativa a los clanes y cúpulas dominantes del partido en la región.

En 2018, el candidato a gobernador, hoy considerado un posible candidato de consenso del Partido Colorado para las municipales de 2026 en Ciudad del Este, Tiki González Vaesken, obtuvo una magra mayoría relativa de 37%, seguido por la candidata de la Alianza Ganar, María Ester Portillo, quien obtuvo el 31%. Un caso, ya curioso, fue el candidato de Cruzada Nacional, Celso Aranda, quien obtuvo un sorprendente 17%. No estamos alegando que estas candidaturas sean grandes alternativas, sino queremos dar cuenta de un resquebrajamiento del poder hegemónico, a veces mal dirigido. Lo mismo se puede decir del importante caso de las presidenciales de 2023, cuando Paraguayo Cubas, también de Cruzada Nacional, ganó en Alto Paraná y se llevó el 38%, superando al candidato oficialista, Santiago Peña, quien obtuvo el 35%. Este hecho hizo sonar las alarmas del Partido Colorado, ya que Paraguayo Cubas era afiliado de ese partido, y se presentó en rebeldía.

El caso de Miguel Prieto es diferente al de Paraguayo Cubas, porque crea un movimiento más organizado, con un discurso de anticorrupción y eficiencia en la gestión, muy de centro, y, sobre todo, pragmático. Su movimiento ganó ampliamente las elecciones municipales del 2021 en Cuidad del Este con 62% frente al candidato de la ANR, Ulises Quintana, quién obtuvo el 28%. Sin embargo, es importante ver esta victoria en el marco de un desplazamiento del voto que también abarca los municipios aledaños. En Hernandarias ganó otro independiente, Emiliano Nelson Cano, en Presidente Franco ganó el liberal Roque Godoy y en Minga Guazú, Diego Amílcar Ríos, del movimiento Conciencia Democrática Esteña. Estos cuatros municipios abarcan el 67% del electorado habilitado de Alto Paraná. Siendo este departamento el segundo más grande de la República, después de Central.

Ante una población que, en términos electorales, está manifestando un comportamiento de desafección hacia el partido de gobierno y sus cúpulas, la idea de descalificar a un líder como Miguel Prieto mediante una intervención administrativa puede ser el camino equivocado para la ANR, pues no se trata de un líder nada más, sino de algo más profundo que hay que analizar. El resquebrajamiento político del segundo departamento del país refleja el surgimiento de nuevas oposiciones, diferentes al clásico juego de los dos partidos tradicionales, y que le disputa a la ANR la cultura del pragmatismo y cierto conservadurismo social anticorrupción.

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Laura Ruiz Díaz – laura.ruizdiaz.txt@gmail.com