12 nov. 2025

Katueté

Esta hasta ahora tranquila comunidad del Departamento fronterizo de Canindeyú cuyo nombre significa en guaraní: Seguro que así será o indefectiblemente. Y así fue. Un grupo comando sitió la ciudad, bombardeó un banco y se alzaron los malvivientes con casi un millón de dólares del banco brasileño Itaú.

Fue en la misma semana en que las fuerzas policiales de Río de Janeiro acabaron con la vida de más de 120 pobladores de unas comunidades donde el Comando Vermelho sienta sus reales. Eso fue pocos días después que una intervención fiscal a nivel local desenmascaró una organización que vendía armas al mismo lugar donde la “cidade maravilhosa” lleva tiempo sacudida. Entre las detenidas estaba una política de un partido de oposición. Los militares nuestros investigan a empresas que compran explosivos que fueron utilizados para el ataque al banco de Katueté.

Coincide con el levantamiento de sanciones a autoridades judiciales que dejaron ir a unos elementos de los mismos grupos que emulando a los EEUU los declararon: ¡Terroristas! Los miembros del JEM que son parte del mismo movimiento político que gobierna el país facilitaron el escape. En Katueté están todos metidos en el mismo enjuague y confirman porque el BM dice que somos el cuarto país en el mundo donde la criminalidad sienta sus reales.

Pareciera que tuviera que ocurrir todo esto para darnos cuenta del nivel de inficionamiento al que han llegado los elementos del crimen organizado. El ministro del Interior Riera ya se entregó afirmando que han llegado a los más altos niveles del Gobierno y en coincidencia con el asalto al banco decide que lo mejor es hacer campaña en favor del candidato colorado a la Intendencia de CDE. En una palabra: Declaró so’o. El mensaje es claro que cada uno se arregle como puede porque los bandidos pueden matar frente a la Facultad de Derecho y en un barrio de gente rica a plena luz del día a un militar para que el asesino aparezca semanas después también ultimado. Katueté se habrán puesto de acuerdo quienes ordenaron la muerte del militar y luego acabaron con el joven asesino.

En la misma semana un condenado en prisión celebraba un cumpleaños infantil sin que el ministro de prisiones afirmara algo en torno a los grandes privilegios que tienen los reclusos. Katueté se pusieron de acuerdo las autoridades con el delincuente para proyectar una imagen de capitulación del Estado ante el crimen organizado. No bastaron los chats de Lalo Gomes ni la mafia de los pagarés para demostrar el alto grado de putrefacción que alcanzó la Justicia, encargada de investigar y sancionar a los elementos criminales. Hay una secreta complacencia en demostrar el poder que tienen ante todos de manera tal a que nadie dude de su poder.

El país anda mal en seguridad a tal punto que un comisario senador ataca a su compañero de movimiento oficialista devenido en ministro al que no puede convencer que tres propuestos para ascenso en filas policiales no pueden alcanzar los galones porque uno es un asesino y los otros ladrones de armas.

Dicen que el mejorcito patinó en la prueba del polígrafo que katueté habrá sido el mismo que tomó la prueba a la empleada doméstica de Peña quien denunció los sobres con dólares en la residencia presidencial nunca justificados.

Por donde uno aprieta al país le sale pus. No sirven los 15 mil nuevos policías que ingresan a las filas de la seguridad mientras el Gobierno no oriente su accionar hacia la legalidad y un claro compromiso con la ciudadanía. Ya que tanto presumen de Bukele le tienen que pedir ayuda para que les explique cuando dice que cuando el Estado no puede con los criminales es porque estos son los que gobiernan. El salvadoreño echaría de su cargo inmediatamente a Riera por incompetente y ñembotavy. Claro, eso allá, porque aquí katueté sería premiado y elogiado. No sigamos jugando con la criminalidad porque ella de seguro se encargará de humillar a los que presumen que tenemos un Estado organizado para combatirla. Katueté perderemos todos.

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