Hay un dolor colectivo hoy en el mundo al que no podemos ser indiferentes, y se llama Palestina. Es momento de condenar la complicidad y sobre todo cuando en nuestros países, los gobiernos nos arrastran a legitimar un genocidio, que comenzó con la ocupación ilegal de Israel en 1967 y cobró un proceso acelerado luego del 7 de octubre de 2023.
Santiago Peña puso las instituciones del Paraguay al servicio de un Estado sionista, con un gobierno de ultraderecha, que emprende un apartheid en los territorios ocupados. Un lado nefasto de la historia, un abandono total de nuestra humanidad.
El antisionismo se explica con el dolor que nos deja la hambruna provocada de niños y los más de 65.000 muertos en Gaza, pero lo que se tiene que explicar es el sionismo interesado de Peña, es momento de que rinda cuentas, de lo que ya se sabe, que muestre la ruta de esos dólares, aunque estén en sobres, como le gusta al presidente, porque estamos cansados de los versos que usan al pueblo judío o la religión para justificarse.
Es vergonzoso el sometimiento de las autoridades. Recientemente, el comandante de la Policía, Carlos Benítez, justificaba su presencia en un acto en la Embajada de Israel, luego de encender una vela, diciendo que su institución tiene buenas relaciones con el Gobierno israelí y que hay un constante intercambio de información, además de cooperación en inteligencia y seguridad.
También el intendente de Asunción, Luis Bello, quien fundamentó su “apoyo como líder político” con un motivo emocional. “Siento en mi corazón una conexión con Israel y lo que pasaron hace dos años”.
Pero inmediatamente comentó que existe una ayuda de Israel a la Municipalidad en tecnología, que está en conversaciones, ya avanzadas.
En Paraguay, el Partido Liberal fue el único tradicional, además de los partidos minoritarios, en pronunciarse en contra del apoyo del Gobierno de Peña a las acciones de Israel.
En su comunicado exigió que se expida en consonancia con el reconocimiento que hizo Paraguay a Palestina como Estado libre y soberano en la reunión de cancilleres de América del Sur, en Marrakech, Marruecos, el 28 de marzo de 2005, durante la presidencia de Nicanor Duarte Frutos.
“Significó afirmar que Palestina posee un territorio, una población y un gobierno con instituciones legítimas, y que Paraguay estaba comprometido a contribuir al fortalecimiento del proceso de paz en Medio Oriente y al establecimiento de canales oficiales de diálogo e intercambio”, señala el PLRA.
El Gobierno de Santiago Peña hizo todo para fomentar crímenes de guerra, desde mudar la Embajada paraguaya de Tel Aviv a Jerusalén hasta dar respaldo a Benjamín Netanyahu, sobre quien pesa una orden de captura de la Corte Penal Internacional.
El Gobierno de Peña es hipócrita y somete a un país a una política internacional que solo beneficia a su elite económica. Como lo señalaron algunos opositores, una geopolítica entreguista.
Que el presidente deje de utilizar nuestra dolorosa historia, en la cual una guerra calificada de genocida casi extermina al pueblo paraguayo, para comparar con el derecho a la defensa de Israel, cuando es incoherente y contradictorio.
Sus argumentos son repulsivos cuando en cada foro internacional votó en contra del alto al fuego y peor, en contra de la ayuda humanitaria en Gaza.
Peña habla de democracia y libertad de expresión, pero apoya a un gobierno de ultraderecha responsable del asesinato de más de 210 periodistas muertos en Gaza.
Habla de Dios y visita al Papa mientras da su respaldo al responsable de lanzar una bomba a la única sede de la iglesia Católica en este territorio.
Las cosas por su nombre. Que Peña deje de arrastrarnos a los paraguayos hacia su inhumanidad, el lado del que decidió estar. Que hable de sus propios intereses.