La ganadería paraguaya está en una lucha permanente contra situaciones adversas fabricadas o no realizadas por algunas instituciones del sector público:
1. La creación del instituto de la carne similar al instituto de la carne del Uruguay, el acceso a todos los mercados de la carne principalmente los que mejor pagan.
2. Establecer relaciones diplomáticas, comerciales con Taiwán (menos de 10 países tienen relaciones diplomáticas y comerciales con Taiwán que solo compran 40 mil toneladas de carne vacuna al año), lo que bloquea la venta de carne y de todos los productos agropecuarios a China Popular que representa el mercado comprador del 32% de productos agropecuarios mundialmente.
3. Las prácticas oligopsónicas de los frigoríficos, principalmente Athena Foods y Frigorífico Concepción, que juntos suman el 60% de la compra de la carne paraguaya, esa posición dominante en el mercado de estos dos frigoríficos provocan deformaciones y alteraciones en el sistema de la economía de mercado que no es corregido por la Conacom (Comisión Nacional de la Competencia).
4. La última encuesta increíble organizada por el ilustre presidente de Senacsa, José Carlos Martin Camperchioli, preguntando a la opinión pública nacional si debemos continuar vacunando contra la fiebre aftosa, a personas que no conocen y no pueden dimensionar la gravedad de la decisión de colgar la jeringa que puede tener consecuencias trágicas para la economía nacional, el brote de fiebre aftosa ocurrido en 2011, que provocó un colapso del precio del novillo del 40%, cayendo de 4,36 USD/kg a 2,44 USD/kg en pocos días. Esto representó pérdidas millonarias para miles de productores del país.
Un nuevo brote podría costar más de USD 1.000 millones al sector productivo y el único que asume ese riesgo es el productor.
La extraña coincidencia de la posición del ilustre presidente de Senacsa, José Carlos Martin Camperchioli, con la posición del Gobierno brasilero que propone colgar la jeringa en la lucha contra la fiebre aftosa para beneficiar principalmente a su sector porcino, por todas estas consideraciones, la ARP de una vez por todas tiene que ponerse los pantalones largos y exigir la destitución inmediata del ilustre presidente de Senacsa, José Carlos Martin Camperchioli.