La primera detención ocurrió la noche del viernes 11, en la BR-277, en el municipio de Céu Azul, al oeste del Estado de Paraná, Brasil.
La segunda vez que detuvieron al hombre fue en la mañana de este lunes 14, en Francisco Beltrão, un municipio brasileño del suroeste del Estado de Paraná, esta vez con otro vehículo, pero con el mismo destino y contenido escondido bajo la lona.
La Receita Federal (Aduana brasileña) estima que, sumadas, las dos incautaciones superan los 5 millones de reales (unos 895 mil dólares o G. 7.000 millones) en productos electrónicos, entre ellos, smartphones, iPads, tablets e incluso MacBooks.
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Ambos operativos fueron el resultado de acciones conjuntas entre la Aduana de la Receita Federal y la Policía Rodoviaria Federal.
El viernes, el comportamiento nervioso del conductor al pasar por el puesto de control despertó sospechas. La carreta, con placas brasileñas, parecía estar vacía.
Pero bajo la lona se escondía otra realidad: 74 cajas con 45 celulares cada una. Un total aproximado de 3.200 aparatos, todos sin documentación fiscal, fueron incautados. El valor estimado es de 2,5 millones de reales.
El conductor fue detenido en flagrancia y trasladado a la Policía Federal en Foz de Iguazú, de donde fue liberado tras pagar una fianza.
Segunda detención
Tres días después, la historia se repitió con otro camión, el mismo conductor y una nueva carga encubierta.
Esta vez había 60 cajas con 2.700 celulares, además de otros dispositivos electrónicos. El valor estimado ronda los 2,5 millones de reales (unos 450 mil dólares o G. 3.500 millones).
Esta vez, la detención ocurrió en la localidad de Francisco Beltrão, con el apoyo del equipo de la Receita Federal en Cascavel.
El vehículo fue trasladado a la Inspectoría de Capanema. Y el conductor, nuevamente detenido.
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La Receita Federal recuerda que el ingreso de productos extranjeros sin la debida regularización fiscal constituye el delito de contrabando, penado con prisión y la confiscación de los bienes.
Las operaciones de fiscalización y represión continúan intensificándose en la región fronteriza con Paraguay, donde la creatividad y persistencia para el contrabando parece no tener límites.