04 ago. 2025

Desesperada pide ayuda para su hijo adicto y Policía se deslinda: “Nosotros no somos médicos”

Una madre expuso el sufrimiento que vive a diario, especialmente los fines de semana, con su hijo en situación de consumo. Pidió auxilio y dijo que ya agotó todas las instancias. Acudió a instituciones públicas, a la Policía Nacional e incluso contrató a un abogado para que su hijo pueda ser internado en una clínica de rehabilitación, pero su lucha fue en vano.

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La madre pide desesperadamente ayuda para que su hijo ingresa a una clínica de rehabilitación.

Edición ÚH/CAPTURA/TELEFUTURO.

El calvario que pasa Edith es otra desgarradora historia de padres cuyos hijos caen en la espiral de las adicciones, que afecta gravemente su salud, su entorno social; la integridad de su vida y la de su familia.

Su hijo tiene 25 años y es consumidor de estupefacientes; en los últimos meses se volvió una persona muy violenta con sus familiares, especialmente con su madre. En la madrugada de este sábado, apareció con un machetillo con el que intentó sacar las barandas del portón e ingresar a su casa. El joven fue grabado por cámaras de circuito cerrado.

Desesperada y asustada, la mujer llamó a la Comisaría 22ª de Asunción, pero la ayuda llegó recién en horas de la mañana, cuando el joven ya abandonó el lugar después de causar zozobra en la cuadra.

Esto se pudo ver en el barrio Loma Pytã de la capita, a través del programa La Lupa transmitido por Telefuturo, donde la madre relató su calvario sin suavizar la verdad. Para ella, describir su experiencia es la última herramienta que le queda. Es su esperanza para que su hijo sea finalmente internado y rehabilitado.

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“La verdad que yo había averiguado (la internación), pero para entrar era G. 2.600.000. Y yo pregunté si eso me asegura que mi hijo que va a estar al menos por un mes. Yo no quería tirar mi plata. Me dicen: ‘No, señora, acá es abierto. Se la va a traer al principio, se le va a medicar, pero es campo abierto. Él puede salir e irse”, reforzó.

La respuesta no fue lo que esperaba ni le aseguraba nada, sobre todo porque su hijo caminó desde el Chaco hasta Loma Pytã.

“Yo voy a pagar si es que él va a estar ahÍ. Voy a hacer préstamos o vender algo para que él pueda estar internado. Pero si no me aseguran nada, no”, cuestionó.

Callejón sin salida tras agotar instancias

Las veces que solicitó ayuda le decían que era por “voluntad propia”, mientras que la Policía Nacional no puede hacer nada porque no existe un hecho punible.

“Acá no hay ninguna ayuda. Vas a la comisaría, haces la denuncia y te preguntan: ¿qué te hizo, señora? ¿Te pegó?, ¿A quién golpeó? ¿Hay rastros de sangre?”.

La última vez que se presentó ante la Comisaría 22ª pidió calificar su caso como violencia doméstica. Pero como “no te hizo nada”, le dijeron que no.

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“Yo quiero ponerle un título más grave a mi pesar, porque es denunciarle a tu hijo. Yo ni quiero llegar a la comisaría. Me duele antes de llegar y después llegar y que te digan que lo máximo que podés hacer es llevar tu caso a la Fiscalía, que nunca avanza”, lamentó.

Edith tampoco obtiene respuestas de las instituciones públicas.

“Vos acudís a las instituciones públicas y te dicen: tu hijo quiere salir, tiene voluntad propia. Y no, le digo. Ah, entonces no podemos hacer nada”
Madre con un hijo adicto.

La madre y hermana pasan noches de miedo

“Anteanoche vino a hacer un desastre. Anoche hizo lo mismo y ahí me dije: tenemos que hacer otra cosa, tenemos que acudir al canal porque si la Comisaría 22ª no nos hace caso y si puse un abogado para que por orden fiscal se vaya internado mínimamente un año y no logré nada”, apuntó.

La mujer tiene otra hija de 7 años y la pesadilla de ambas llega con cada viernes.

“Hace dos o tres meses que ya es más grave, ya trae machete. Cuando él entra, a mí no puede ver. Yo soy su enemiga número uno. Yo soy la que le da todo, le doy comida, plata, ropa. Si no lo tengo, yo me saco mi campera y le doy”, contó.

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“Yo me despojo de mis cosas. Me pongo a pensar que el día de mañana yo no voy a tener nada por darle todo a mi hijo. ¿Y de qué me sirve? De nada no me sirve porque él no se quiere recuperar. No se valora”, prosiguió.

La mujer incluso contrató a un abogado para que su hijo fuera internado por orden judicial, que le fue denegada.

“El machetillo era enorme. Viernes, sábado y domingo para nosotros es un calvario. Los fines de semana son los peores. Yo estoy toda paranoica”, agregó sobre el último incidente que se registró en su casa.

De todo el barrio, su hijo es el único violento, de acuerdo con la madre.

“Con mis manos y las autoridades, no he logrado nada en estos años. Tenemos que cuidar nuestra integridad familiar, y la de él, porque él es quien más se expone. Todo el día está en la calle, no hace nada de su vida, no trabaja, no estudia. Solo están drogándose, pidiendo plata y creando problema donde se le da comida y plata”, subrayó.

La mujer creen que el joven no le ataca a otras personas porque ella todavía le da dinero. Le suele dar entre G. 10.000 y G. 5.000.

"Él no le ataca a la gente de la calle. Yo calculo que no llega a eso porque le suelo dar dinero. Pero capaz de que cuándo no le dé a lo mejor, sí. Pero ¿cómo hago para no darle si viene a hacer un desastre?”, apuntó.

La madre ya presentó más de 20 denuncias ante la sede policial.

La Policía: “No somos médicos”

En medio de la desesperación de la familia, el comisario Christian Lugo, subjefe de la Comisaría 22ª, explicó al canal en vivo que la Policía Nacional carece de las herramientas para tratar a personas con adicciones, a pesar de la vigencia del plan de acción Sumar.

Comentó que el Hospital de Obrero recibe a jóvenes consumidores, aunque aclaró que es a voluntad.

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“Como Policía Nacional no somos médicos ni tratantes de este tipo de gente que cae en esta situación. Pero con el Gobierno y la Policía Nacional, en este caso el Plan Sumar, el hospital de barrio obrero está agarrando gente, si ellos tienen voluntad, más el acompañamiento de los padres o familiares, para que vaya a tratarse”, justificó.

El agente policial sostuvo que su trabajo es resguardar, despejar la zona o intervenir ante un hecho punible.

De acuerdo con Lugo, llevar a un joven adicto hasta el calabozo por seis horas también implica un riesgo porque puede convulsionar o sufrir otro tipo de síntoma.

"¿Qué hago yo si convulsiona de mí en un calabozo? ¿Qué voy a hacer? Y yo no soy médico, no soy tratante, y me voy a complicar y a mis personales”
Comisario Christian Lugo, subjefe de la Comisaría 22ª de Asunción.

“Las cuestiones de tratamiento no queda a cargo de la Policía. Con este Plan Sumar, si el joven, más familia quiere y está dispuesta a tratarse, el Hospital de Obrero está recibiendo este tipo de gente”, reiteró.

Lugo afirmó que hacen constantes patrullas en el barrio, pero más allá de esa cobertura no pueden hacer nada.

"¿Qué hacemos con la cantidad de adictos si no tenemos forma de tratarlos?”, concluyó.

El problema de adicciones a las drogas se ha vuelto insostenible en los últimos tiempos y el plan Sumar del gobierno de Santiago Peña, tampoco lo pudiendo sostener.

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