La Junta Municipal de Ciudad del Este declaró en emergencia la situación de tres barrios de la capital del Alto Paraná, luego de constatar la denuncia de vecinos que reportaron con fotografías y videos, divulgados a través de las redes sociales, denunciando el estado crítico de varios puentes vecinales que se encuentran colapsados y otros a punto de caerse. La medida fue impulsada por el presidente del órgano legislativo, Sebastián Martínez, tras confirmar la denuncia en un recorrido realizado junto a la intendenta María Portillo a las zonas más afectadas.
Primero llegaron al barrio Santa Ana, decenas de vecinos ya los esperaban al pie del puente deteriorado. La estructura encontrada estaba colapsada, dejando la calle a medio camino, prueba irrefutable de un peligro latente.
Tras constatar la gravedad de la situación en Santa Ana, Portillo y Martínez recorrieron también los barrios Fátima y María Auxiliadora, donde las pasarelas presentan condiciones similares. Horas después, el titular del órgano legislativo municipal presentó una minuta solicitando la declaración de emergencia vial para encarar de inmediato las reparaciones. La medida fue aprobada de forma unánime por sus colegas, habilitando a la administración a redireccionar recursos y a aplicar procesos abreviados dentro de Contrataciones Públicas.
Ciudad del Este, la segunda urbe más importante del Paraguay y motor económico de la frontera, enfrenta una paradoja dolorosa, mientras por sus calles circulan millones de dólares en comercio y turismo, sus barrios conviven con infraestructura precaria. Los puentes en cuestión –Santa Ana, Fátima y km 5,5 Acaray– forman parte de caminos vecinales que cruzan pequeños arroyos, pero su rol es vital. Conectan comunidades con escuelas, centros de salud y rutas troncales.
Un vecindario asilado
La eventual caída de estas estructuras no solo significaría pérdidas materiales, sino que aislaría a familias enteras y pondría en riesgo directo a peatones, motociclistas y automovilistas. “Estamos hablando de arterias que son el único acceso de cientos de personas. No se trata de lujo, sino de una necesidad básica de movilidad y seguridad”, reconoció el presidente de la Junta Municipal, al justificar la urgencia de la declaración.
Antes de que las autoridades se movilizaran, los propios vecinos habían iniciado una campaña de denuncia en las redes sociales. Fotografías de puentes cuarteados y videos mostrando motociclistas sorteando huecos circulaban en grupos comunitarios y se replicaban en perfiles personales.
“Acá en km 5 Acaray está en la misma situación, al costado de la Escuela María Auxiliadora. Apenas pasan los peatones, y además son alumnos chiquitos”, escribió Germán Ayala Zárate, vecino preocupado. En tanto Enri Álvarez, desde otra zona, pidió a las autoridades municipales llegar hasta ellos. “En km 9 Monday, 8 de diciembre también, si pueden venir a mirar”.
El sentimiento generalizado es de abandono. “No es solo el puente de Santa Ana. Casi todos los barrios tienen problemas. Hay empedrados destruidos y asfaltos convertidos en cráteres”, lamentó Oscar Valientez, reflejando un malestar social que va más allá de la coyuntura.
Abreviar procesos
El presidente de la Junta Municipal explicó con detalle los alcances de la medida aprobada. Dijo que la declaración de emergencia permite procesos abreviados de licitación con lo cual se permite reducir tiempos dentro del marco legal de contrataciones. Así también permite el redireccionamiento de recursos. “Habilita a reasignar fondos ya presupuestados para otros fines hacia las obras prioritarias, además de la celeridad en la ejecución. El Ejecutivo municipal puede actuar con mayor rapidez, sin atravesar trámites extensos”, refirió Martínez.
“La declaración no es un simple formalismo. Es la herramienta que nos permite actuar antes de que ocurra una desgracia. Estos puentes ya representan un riesgo inminente para la integridad de las personas”, enfatizó.
La intendenta Portillo coincidió en la gravedad del escenario. “Nos comprometimos con los vecinos a que esta no será una visita más. La seguridad de la gente es nuestra prioridad, y por eso decidimos declarar en emergencia estas obras”.
El problema de los puentes en mal estado no surgió de un día para otro. Según testimonios de vecinos, en algunos casos las estructuras llevan más de dos décadas sin mantenimiento adecuado. El crecimiento acelerado de la ciudad, sumado a la falta de planificación urbana y de inversión sostenida en infraestructura, agravó la situación.
