03 sept. 2025

Cadena de la carne, conflicto entre sus eslabones

En los últimos 20 años la exportación de carne vacuna se ha constituido en uno de los motores del crecimiento económico de nuestro país. De una exportación de apenas unos 57 millones de dólares en el año 2003 hemos pasado a una exportación superior a los 2.000 millones de dólares actualmente.

Este enorme crecimiento ha sido posible gracias a que todos los eslabones de la cadena de valor de la carne han hecho muy bien sus deberes.

Los productores invirtiendo en genética, tecnología e innovación; los frigoríficos sofisticando sus operaciones logísticas y financieras y el Senacsa creando un sólido sistema sanitario que ha hecho posible la apertura de numerosos mercados para nuestras exportaciones.

Lamentablemente, en esta cadena de valor en los últimos años se ha ido resquebrajando la confianza entre sus miembros, debido a numerosos conflictos que hoy los divide.

Una disputa que hoy enfrenta a productores con frigoríficos tiene su base en la estructura misma de la cadena, donde hay muchos productores y pocos frigoríficos. Existen más de 116 mil productores de ganado y según información de la Asociación Rural del Paraguay tan solo 2 frigoríficos son responsables de la compra del 65% de dicho ganado.

Debido a esta situación tan asimétrica surgieron numerosos reclamos y hoy existen denuncias públicas de los productores acusando a los frigoríficos de prácticas monopólicas y de la fijación artificial de precios.

Esta situación tiene que ser desmenuzada de ambos lados para tener una mejor comprensión del problema. Por un lado, los que venden su ganado a los frigoríficos no superan los 5 mil y son todos grandes productores. Los cerca de 100 mil pequeños productores, no participan de la cadena de exportación.

Por otro lado, es cierto que hay una gran concentración en el sector de los frigoríficos, pero este es un fenómeno que se está dando a nivel mundial y en casi todas las actividades económicas; todos los días vemos compras y fusiones de empresas, lo que las hace más grandes y más fuertes.

Pero lo más importante no es el porcentaje de participación de mercado que tiene una empresa, sino su comportamiento en ese mercado. Y si su comportamiento es monopólico, impidiendo la libre competencia o alterando artificialmente los precios, debería ser sancionado.

El otro conflicto que ha aparecido en los últimos días es la intención de Senacsa de dejar de vacunar contra la fiebre aftosa, debido a que dicha enfermedad aparentemente ha sido erradicada de nuestro país y el dejar de vacunar nos permitiría reducir costos de producción y tener acceso preferencial a varios mercados.

Esta intención de Senacsa tiene la férrea oposición de todos los productores que siempre recuerdan el año 2011cuando un brote de fiebre aftosa nos cerró los mercados abruptamente, originando pérdidas millonarias. La exportación de la carne es uno de los motores de la economía paraguaya y cada uno de sus eslabones debe abocarse a la solución de las disputas que surgen entre ellos.

El riesgo es claro: Si cada eslabón defiende solo su interés inmediato, el país entero pierde competitividad y los mercados internacionales no van a esperarnos. Tienen opciones como Brasil, Uruguay o Australia, donde los actores trabajan bajo una estrategia común.

La experiencia de otros países nos muestra el camino: Mesas de coordinación permanente, transparencia en la información y un árbitro institucional fuerte, que en nuestro caso debe ser Senacsa, con credibilidad técnica y ajeno a intereses políticos y a disputas sectoriales

El desafío no es determinar quien gana en la puja de precios y de regulaciones, sino generar confianza y reglas de juego estables para que toda la cadena produzca más valor. Recordemos que la carne paraguaya no se vende como productor o como frigorífico, se vende como país.

Hoy más que nunca se necesita una visión de largo plazo y una convicción: Solo ganamos si ganamos todos.

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