Miembros de la Coordinadora de Víctimas de la Mafia de los Pagarés se manifiestan esta mañana frente a los tribunales. El vocero Pedro Coronel explicó que llegaron desde varios lugares, entre ellos, Encarnación, Villarrica, Chaco, entre otros.
Comentó que realizaron una petición formal de audiencia hace una semana. Después, recibieron la confirmación de que el ministro de la Corte, Gustavo Santander, los recibiría para escuchar sus reclamos.
Varios de ellos anhelan el cese de los descuentos a través de los embargos mediante los pagarés falsificados. Coronel aseguró que la propia Corte reconoce que existe la mafia de los pagarés, ya que hicieron auditorías en los juzgados de Paz, causas abiertas en la Justicia.
Indicó que muchos de ellos no pudieron asistir porque no podían dejar sus trabajos. “Muchos de ellos lavan ropas, hacen changas para poder sobrevivir”. Dijo que en la manifestación iban a tener “puchero prémium”, como dicen los políticos.
Desde Encarnación
Varias son las historias que cuentan en la manifestación. Liz Riveros, una docente de nivel primario de la ciudad de Encarnación, explicó que tiene 25 embargos.
“Ahora estoy pagando la cuota 23 de 25 cuotas. Después, esperan otras 13 boletas más”, aseguró.
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Remarcó que el embargo era por la suma de G. 1.816.000, y esperan las otras 13 boletas de G. 1.976.000. En el primer caso es de una tal Lidia Estigarribia, a quien no conoce, no sabe quién es, pero le está descontando. Luego, espera la firma Cobranzas y Pagos, con otras 13 boletas por la suma de G. 1.976.000.
Riveros aseguró que desconoce quiénes son las demandantes. “Pedí el histórico jurídico del MEC y me enviaron. Ahí pude saber que me estaban descontando desde el año 2014, pero como eran montos ínfimos no me daba cuenta, no sé quiénes son...”, acotó.
Docente de Villarrica
Miriam Recalde, una docente de la ciudad de Villarrica, explicó que en el 2016, le demandó un tal Gustavo Guillermo. Hasta el 2018, le descontaba a través del banco y por la vía de embargo judicial. Después, en el 2017, me demandó un tal Odulio Maqueda hasta el 2019.
Remarcó que también tuvo una demanda de la firma Dimex SRL, que le sacaban por la vía del embargo judicial y a través de descuentos bancarios del salario.
“Terminaba uno y volvían a meter o vender el pagaré de vuelta, y descontaban. Si sacaban G. 2 millones, le ponían un número 5 y demandaban por G. 25 millones. Por un millón, ponen G. 14 millones. Nunca recibí la notificación. Los finiquitos nunca me daban”, aseguró.
Dice que no denunció ante la Fiscalía porque no tiene dinero. “Un abogado para hablar te pide G. 5 millones, y cómo vas a dar si te descuentan todo de tu sueldo. Además, nunca me atreví porque me sentía la única y luego salieron todos los estafados. Por eso, estoy ayudando a los compañeros. Ahora no tengo embargos, pero los tuve”, acotó.
Vino desde Cerrito, Chaco
Nancy Escobar es una docente que vino desde la comunidad indígena de Cerrito, en el Chaco. Explicó que ella tuvo 11 embargos desde el 2013. Cancelaba uno y luego volvían a descontarle, aseguró la mujer, quien llegó para sumarse a la manifestación.
“Los embargos son de G. 20 millones, G. 30 millones y G. 50 millones. Nunca firmé nada. Nunca saqué mucho dinero. Lo máximo era de G. 1 millón”, comentó.
Indicó que a los indígenas les falsifican la firma en los pagarés. “Algunos están lejos y no saben que le sacan. Vine con mi compañera y ella trajo sus papeles, pero yo no”, acotó.
Denunció que no le sobra nada y que tenía varios hijos, pero que no le alcanza el salario. Comentó que una vez vino a Asunción, y ahí vio que solo le sobraron G. 800.000, por lo que no tenía ni para volver. Por fortuna, le ayudaron sus compañeros y así pudo viajar de vuelta.
Otra desde el Guairá
Rosalina Gauto, quien trabaja en la parte administrativa del Centro Regional de Villarrica, Guairá, según comentó, dice que cuenta con varios embargos de la Cooperativa IBI Saeca.
“Me saca por embargo y quiere que le gire por ventanilla, pero no me sobra. Me sacaron, me descontaron pero de años. Yo las veces que saco es un millón de guaraníes máximo, pero nunca tengo mis recibos ni pagarés”, aseguró.
La mujer refirió que le llaman a su hermana, a su hija, le envían mensajes para no entrar a juicio. Dijo que por esta situación no puede ni entrar a la cooperativa.
“Vine a acoplarme, tenía vergüenza, pero ahora vine a acompañar a las profesoras. No sé a quién más recurrir. No denuncié. Es la primera vez que vengo”, acotó.