En el Meow Cat Cafe, en la ciudad de Gaza, su dueña, Nehma Maabad, acaba de preparar comida para una multitud de gatitos.
“Los gatos, para mí, son un refugio que me alivia del estrés psicológico. Por eso pensé en crear un proyecto que mezcle a la vez un café y algo que levante el ánimo”, explica esta mujer de 50 años.
Una parte del establecimiento está equipada con tarimas de madera cubiertas de césped artificial para que los gatos puedan trepar. En las paredes, también hay varias pinturas con estos felinos.
El Meow Cat Cafe es uno de los tantos cafés para gatos que se han abierto últimamente en todo el mundo, una moda que va a más. Pero la situación en Gaza es bastante especial.
En la Franja de Gaza, un pequeño territorio asolado por la pobreza y las guerras, viven 2,3 millones de personas.
Israel impone un bloqueo a este enclave palestino desde que el movimiento islamista Hamás llegó al poder en 2007.
Los precios
En el Meow, los clientes pagan cerca de 10 séqueles (2,65 dólares) por hora para jugar con los gatos, lo que, según Maabad, cubre los gastos de comida y también los cuidados veterinarios.
Para Manar Abu Samra, una clienta, los precios son razonables.
“Los gatos aquí son lindos y tiernos, es una maravillosa idea y me hizo feliz cuando oí hablar de ella”, cuenta.
Los animales de compañía son muy poco comunes en Gaza, aunque los gatos están omnipresentes en las calles, sobre todo en el puerto y cerca de las pescaderías.
Maabad explica que trajo gatos de su casa, y los otros fueron regalos de amigos.
“La idea de este café es ofrecer una experiencia simpática con una taza de café”, asegura.
“Un gato con el que juegas y te hace sonreír, te hace olvidar las presiones de la vida”, añade.