05 dic. 2025

Transparencia

El regreso de las negociaciones del Anexo C de Itaipú es inminente, pero el Gobierno aún no da a conocer a los paraguayos qué es lo que se buscará obtener pensando en el beneficio del país. Contar con el respaldo ciudadano será clave para que el resultado sea exitoso.

El Anexo C se negocia tras 50 años de la creación de la Central Hidroeléctrica de Itaipú, cuya propiedad es de Paraguay y Brasil. El documento contiene la fórmula que establecerá cuál será el precio de la energía producida por la binacional.

Energía es desarrollo, y por esa razón, para el Paraguay será clave poder sacar ventaja por sobre Brasil en lo que respecta al futuro nuevo Anexo C. Gran parte del futuro energético del país depende de la ecuación que resulte de las conversaciones binacionales.

En Brasil, la película es bastante clara. Se busque que el precio de la energía refleje solo el costo operativo de la hidroeléctrica. Eso se traduce en energía más barata para los consumidores y es casi una causa nacional para ellos. Mientras que Paraguay maneja varios posibles escenarios con la insistencia de seguir con los gastos discrecionales que son alrededor de USD 650 millones por año.

Todos sabemos lo importante que es la Itaipú para el desarrollo del país y para la ejecución de programas claves. Pero también sabemos que se requiere de transparencia. En el caso de que Paraguay vuelva a obtener recursos socioambientales en esta negociación (que es lo que nos conviene hasta que estemos en condiciones de usar la energía que nos corresponde), la renegociación del acuerdo es una oportunidad para conseguir que este dinero pueda ingresar al Presupuesto General de la Nación y no dé pie a los festines políticos.

Se necesita transparencia no solo en el sentido de hacer saber qué será lo que se buscará como país, sino también en el cumplimiento de la obligación moral de transparentar el uso de los recursos que provienen de la binacional. Si esto no sucede, Itaipú seguirá siendo el festín político en el que se malgasta el dinero dejando de lado las inversiones que realmente servirán para un futuro mejor, como las que necesita la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) para la distribución y generación de nuevas fuentes de energía.

Paraguay no está en igualdad de condiciones con el Brasil y las autoridades deben ver esta negociación como la gran oportunidad de hacer patria. Se debe pensar no solo en tener un pedazo más de la torta de los royalties. Se debe tener una mirada hacia el futuro y establecer reglas claras pensando en que el país necesitará, incluso, comprar energía de su copropietario. Sería justicia que accedamos a energía barata como lo hizo el Brasil durante décadas.

La instalación de un conversor de frecuencia que permita una verdadera integración energética entre ambos países es casi una cuestión de justicia, ya que esto nos permitiría acceder a energía del Brasil en un futuro no muy lejano. Itaipú ha financiado importantes obras en el vecino país hasta represas, por lo que se debería abordar esto como una compensación.

Durante los últimos años, la producción de energía por parte de la Central Hidroeléctrica de Itaipú, también se vio afectada por la falta de agua. En la media de que este problema fue creciendo, aparecieron decenas de represas brasileñas aguas arriba. No podemos desconocer que esto también pudo deberse a condiciones climáticas, pero hay una mezcla de realidades. Este tema es otro punto que Paraguay debería de abordar en estas conversaciones.

La deuda con pueblos originarios, las obras que nunca se hicieron, la esclusa de navegación, las compensaciones por territorios inundados, son otros temas sobre los que Paraguay debería de sentar una postura clara y firme.

Los paraguayos queremos saber qué es lo que se buscará en las negociaciones y espero que el Gobierno comprenda eso.

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