14 ago. 2025

Resignación

No se han podido conseguir 13 firmas para presentar el libelo acusatorio contra la médica y senadora cartista Noelia Cabrera. Los opositores no lograron ni que la suspendieran sin goce de sueldo por un par de meses como pasó con Silvio Ovelar cuando lo pillaron comprando votos. Se contentaron con la renuncia de los dos sobrinos. El destape del escandaloso Conaderna donde el jefe de Gabinete cobra más que un ministro de Ejecutivo y la renuncia de la legisladora nepotista a la presidencia de la tapadera del robo de los recursos públicos. El que ingresa en su reemplazo es el hijo de Galaverna. Se arregló el tema para los intereses cartistas con la amenaza de Bachi Nuñez, quien dijo que si la echan a Noelia Cabrera se tienen que ir más de la mitad del Senado, me imagino que él se incluyó y eso hizo recorrer un sudor frío por los pescuezos de opositores y colorados rebeldes. Se resignaron a admitir de forma silenciosa y tácita su complicidad con la corrupción nepotista.

El Ministerio Público como siempre para las apariencias abrió una investigación que con certeza acabará en la nada. La opinión publica decente ha recibido un nuevo cachetazo en el rostro. No pueden contra los corruptos. Ellos son más y y mientras eso no cambie, nada cambiará. Ahora buscan que antes de publicar sus salarios se les tenga que pedir permiso y autorización con lo cual la ley de acceso a la información pública de la que se ufana Cartes por haberla promulgada quedaría en saco roto. Están dispuestos a blindar a los nepotistas y a los que nunca podrían haber acumulado tamaña fortuna con semejante salario. Se está ahogando toda forma de control social en el manejo de la cosa pública. Se está calentando la olla para una dictadura que impide toda forma ni de participación social como manda la Constitución y menos aún, con posibilidades de sancionar a los que se roban el 14% del presupuesto anual.

Para demostrar que sienten los dolores y calambres estomacales, desde el Gobierno pegan el grito que la carne está cara y no logran entender las razones de su suba. Los que debieran resolver el problema son los que más se asustan del mismo. Vieja estrategia donde hay que simular lo mismo que la gente, aunque eso acabe en una carcajada al interior de un poder que se siente por encima de la sociedad mayoritaria a la que no le alcanza la promesa de campaña de “vamos a estar mejor”. Tampoco al Gobierno no le importan sus propias contradicciones internas. Se conoció que esta administración no puede pagar a los que construyen rutas y a los proveedores de medicamentos a sus hospitales e IPS. A ambos, más la deuda con los venezolanos de PDVSA, alcanzan los mil millones de dólares que junto con la evasión fiscal de 1.700 millones y el robo de 2 mil millones de la misma moneda, nos describe por lo menos como un país complicado de manejar en el corto plazo. El crecimiento del 4% del PIB previsto para este año solo alcanza para lo que nos pasa desde hace una década con la misma inflación anual. El malestar de la gente no ha ganado la calle. Sigue rumiando su frustración y parece resignada. En la lógica de los conflictos este es el peor escenario para un gobierno. Creerse por encima de la gente, burlarse de la situación económica, encubrir a sus corruptos, pulverizar sus instituciones, simular fortaleza y lucir una soberbia que impide cualquier autocrítica. Generalmente, estos son los momentos de parteaguas en la historia de los pueblos.

Una conclusión clara es que no le alcanza a la democracia la oposición que tenemos. Si no se comportan de manera distinta a los que dicen contestar, están de comparsa. Si no pueden sumar 13 voluntades para sacar a una escandalosa corrupta de entre ellos es que no sirven más que para darle visos de legitimidad de un Gobierno que arrasó usando dinero, prebendas y complicidades cualquier voz crítica que pudiera levantarse. O se reinventan o pasan ya no más a formar parte del aluvión zoológico que fue subastado en el zoco de la política criolla. La resignación de la gente deberá levantarse con gente diferente. La que tenemos no alcanza más que para presidir una comisión legislativa para robar plata con citas bíblicas.

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