15 oct. 2024

Por qué las organizaciones están siendo atacadas. La batalla por la verdad y la transparencia

Para los regímenes autoritarios, el control del relato de los acontecimientos es fundamental. Estos gobiernos buscan construir “su verdad” de los sucesos, eliminando cualquier crítica a su gestión. En contraposición, las organizaciones de la sociedad civil (OSC), a través del control de la gestión pública promueven la transparencia y la rendición de cuentas, funciones que, muchas veces, contradicen la versión oficial de los hechos en contextos poco transparentes.
Esta función fiscalizadora que desempeñan las organizaciones de la sociedad civil (OSC), identificando, documentando y denunciando la corrupción es una función fundamental de la democracia. Sin embargo, este control ciudadano incómoda a los gobiernos autoritarios, que ven una amenaza a su credibilidad y reputación tanto a nivel nacional como internacional. Y, consecuentemente, buscan desacreditar a las OSC mediante estrategias de desinformación (fake news) y leyes represivas.

Además de esta función de fiscalización, las OSC empoderan a la sociedad civil, fortaleciendo la capacidad de los ciudadanos en influir en el gobierno a través de espacios cívicos de participación. Este empoderamiento, que permite a los ciudadanos expresar sus necesidades y denunciar políticas desacertadas, es percibido por estos gobiernos autoritarios como una amenaza a su control absoluto. Estos regímenes buscan desprestigiar esta función de las organizaciones calificándolas de “hacer política” con una connotación negativa, a pesar de que la participación política es fundamental en cualquier democracia.

Varias OSFL reciben financiamiento internacional para proyectos de desarrollo social en áreas como la educación, salud o empleo. Estos fondos, que complementan las acciones del sector público, sin embargo, incómoda a los gobiernos autoritarios porque además de señalar sus limitadas capacidades y otorgar autonomía a las OSC, restringen su capacidad de controlar todas las fuentes de financiamiento para consolidar su modelo prebendario-clientelar.

En la actualidad, una propuesta de ley impulsada por sectores políticos autoritarios pretende establecer un régimen de control sobre cualquier persona o entidad que reciba o administre fondos públicos o privados, nacionales o internacionales. Esta ley, con definiciones vagas y amplias, abre la puerta a su uso arbitrario para perseguir y castigar a sectores no alineados con los intereses gubernamentales.

Esta situación recuerda a la dictadura stronista, donde no solo se perseguía a las organizaciones, sino a cualquier tipo de asociación que no se sometía al régimen. Inclusive se creaban asociaciones paralelas (Médicos, Ingenieros, Economistas Colorados, Funcionarios, Sindicados y hasta Centro de Estudiantes Colorados) para sustituir a los verdaderos representantes de estos distintos sectores, fragmentando el tejido social y lesionando la democracia.

Para evitar repetir estas épocas oscuras de nuestra historia, es crucial fortalecer la democracia mediante la colaboración de todos los sectores, sin exclusiones. Y esto requiere un gobierno que promueva espacios de participación y construcción de ciudadanía, esencial para un desarrollo sostenible y una sociedad justa.

Esta ley abre la puerta a su uso arbitrario para perseguir y castigar a sectores no alineados.

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