La pasividad gremial es siempre un parámetro de éxito en cada informe del Ministerio del Trabajo a Santiago Peña en las reuniones del Consejo de Ministros, donde Mónica Recalde resalta como logro de gestión que existan cero huelgas y cero paros.
Este mismo elemento trasladó el presidente a su lista de ventajas para invertir en Paraguay, porque no hay sindicatos que protesten por las condiciones laborales en el sector privado, ya que la mayoría está en el público, como una piedra en su zapato.
Durante un conversatorio con empresarios argentinos, organizado por la Fundación Mediterránea, en Buenos Aires, Peña invitó a los inversores a mirar el país. Destacó que los jóvenes tienen oportunidad de trabajar y que no se creen dueños del “estado de bienestar” porque si bien es importante construir una red de protección social, “nunca puede cortar el incentivo de trabajar, los jóvenes quieren trabajar y no quieren que el Estado les dé nada”.
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Peña ofreció la mano de obra paraguaya como poco educada, pero muy entrenable, que es la evaluación que hacen las empresas extranjeras en el país, según el mandatario. “La experiencia que nos dicen los empresarios extranjeros es impresionante; el paraguayo puede no ser el más educado, pero es una mano de obra altamente entrenable. Quiere aprender y es una persona que tiene un enorme compromiso”, destacó.
“El paraguayo puede no ser el más educado, pero es una mano de obra altamente entrenable”.
El presidente se sinceró y reconoció que los médicos y docentes le molestan en su gestión, a pesar de que los reclamos recientes hablan de bajos ingresos para estos profesionales. El caso del sector salud, el reclamos también es respetar las 12 horas universales y un trato humano para residentes.
“Un elemento que obviamente algunas personas pueden mirarlo de una manera negativa, pero el 80% de todos los sindicatos en el Paraguay están en el sector público. No hay leyes que le impidan la libre asociación en agrupaciones gremiales, pero la realidad es que nosotros tenemos que lidiar con el sindicato de los médicos, de los docentes..., en el privado no hay, no existe, es impensado”, lanzó.
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Como en cada discurso, el presidente además citó de nuevo como ventajas la macroeconomía estable; la baja inflación, que indicó, fue del 4% en los últimos 12 meses y 0% en junio, e insistió en la atractiva legislación laboral para los extranjeros.
“El empresario argentino puede ir a producir en Paraguay lo que no puede en Argentina. Paraguay le ofrece una inflación baja y estable, leyes laborales muy atractivas, ambiente de negocio que hace cinco años la Fundación Getulio Vargas viene poniendo a Paraguay como el mejor país para hacer negocios”, recalcó.
Para Peña su gobierno, además de este cambio generacional, está rompiendo con las narrativas de la “ignorancia” a causa de la mentalidad paraguaya que llevó al aislamiento. También con la imagen de que Paraguay es un país con narcotráfico y contrabando, y una prueba es haber logrado el grado de inversión, sostuvo.
“Paraguay no está en una posición que tiene que llevar estas ideas de libertad al extremo (como Argentina)”.
Igualmente mencionó que para el futuro, su plan económico real es la libertad económica, pero no llevadas al extremo, con lo que quiso diferenciarse del presidente Javier Milei.
“Paraguay no está en una posición que tiene que llevar estas ideas de libertad al extremo (como Argentina), la usencia del Estado; nosotros creemos en el Estado, pequeño, limitado, que se concentre en algunas áreas”, aclaró.
Peña aseguró que Paraguay es el segundo país más abierto de América Latina, casi sin restricciones, incluyendo al movimiento capital. No obstante, afirmó que sí se cuenta con leyes muy estrictas en todo lo que es el control al financiamiento al terrorismo y el lavado de dinero.
En cuanto al nivel de concentración de riqueza, ante la consulta de que si el crecimiento llega a la gente o queda concentrado en pocas manos, Peña sostuvo que sí alcanza a los bolsillos.
“Este es siempre el debate, si los números macro realmente se sienten en el bolsillo de la gente, la respuesta es sí, los números son contundentes en el progreso social, más allá de las tasas de crecimiento económico en los últimos 20 años, la pobreza pasó del 60% al 20%, la tasa de pobreza extrema está en 4%”, insistió.
Peña se jactó de contar con una agenda del progreso social “muy agresiva”, enfocada en la educación, la alimentación, la salud y el empleo como eje central, pero reconoció que el paraguayo no está satisfecho.
El futuro económico que proyecta Peña
Paraguay es un país basado en un modelo agropecuario, que es el sector más importante, pero el objetivo de Peña es dar un valor agregado, y ese será la tecnología. En ese sentido es fundamental la cooperación de Taiwán, ya que el presidente apunta al desarrollo de semiconductores, por lo que se fortalece la formación de ingenieros, “400 al año”, mediante la universidad taiwanesa.
“Paraguay está en el umbral de dar un gran salto, de ser probablemente uno de los países más desarrollados de América Latina”.
El sector tecnología será prioritario en su gestión, con mirada específica en la inteligencia artificial, mediante la abundancia de energía eléctrica. Anticipó que Paraguay con seguridad tendrá un gran desarrollo.
“Paraguay está en el umbral de dar un gran salto, de ser probablemente uno de los países más desarrollados de América Latina, y uno de los más desarrollados del mundo”, sentenció.
La fórmula que defiende el presidente es la libertad del individuo, y aunque el Estado tiene un rol fundamental, no debe condicionar al ser humano. Por ese motivo además mantiene los impuestos bajos.
“La idea de los impuestos bajos viene de que el Estado no va a tomar mejores decisiones que el sector privado, el Estado tiene que ser pequeño, ágil, flexible, concentrarse en salud, educación, defensa y dejar al sector privado que haga su tarea en asignación de recursos”, subrayó Peña.