La Central Unitaria de Trabajadores-Auténtica (CUT-A) emitió un comunicado para pronunciarse en contra del escaso aumento que decidió dar Santiago Peña al salario mínimo. Sostiene que el presidente muestra desprecio hacia el sector trabajador al hacer un ajuste de solo 3,6%, es decir, poco más de G. 100.000.
“Con esta medida muestra su desprecio por el sector trabajador y tira por la borda los intentos de sostener un diálogo sensato”, expresa la CUT-A en su comunicado.
La organización indica que, hace solo un par de días, la ministra de Trabajo, Mónica Recalde, reconoció, en un encuentro con presidentes de las centrales obreras, que el aumento señalado no era suficiente, y sugirió que lo ideal sería un ajuste del 7,5%. Además, prometió gestionar una reunión con el presidente y los dirigentes sindicales, pero no cumplió.
En el texto, la CUT-A menciona que los argumentos técnicos y políticos brindados por del sector sindical eran fuertes y sostenidos, tanto que los voceros del Gobierno, como el ministro de Economía, Carlos Fernández Valdovinos, debieron reconocer que el reclamo era justo y “que el porcentaje de ajuste basado en el IPC, medido por el Banco Central del Paraguay, no sirve para garantizar que el reajuste salarial recomponga realmente el salario de los trabajadores paraguayos”.
Las centrales sostienen que la suba que se ajusta a la realidad es del 15%, pero no hubo respuesta. Peña indicó que le gustaría que el aumento sea mucho más alto, pero que no era posible.
“La CUT-A planteó con seriedad y criterio cifras que demuestran la pérdida del poder adquisitivo del salario tanto en perspectiva histórica, como el fenómeno de inflación alimentaria de los últimos años. Así también, junto a la Mesa de Unidad Sindical, se han planteado las medidas justas para revertir esa situación, un reajuste extraordinario del 15%, la desindexación del salario mínimo y una política salarial real que apunte a dinamizar la economía”, expresa el comunicado.
Los trabajadores recibieron el compromiso de que el planteamiento iba a ser estudiado, aunque finalmente no fue así. “Con esta medida da una puñalada al diálogo social y da la espalda a los trabajadores y al pueblo, al que no le llegan los beneficios de la mentada estabilidad macroeconómica, ni del grado de inversión”, concluye.