En el depósito funcionaba un laboratorio para modificar los estupefacientes y se vendía cocaína, crack, marihuana marroquí, cera de marihuana o hachís, tanto picada como prensada, según los intervinientes.
El propietario de la vivienda, Derlis Martínez Irala, se encontraba ausente al momento del allanamiento, pero fue detenida su pareja, Tania Isabel Marecos Melgarejo, quien estaba acompañada de varios menores de edad, explicó el fiscal Manuel Rojas Rodríguez.
El local utilizaba de fachada la fabricación de pisos de yeso, pero era el tráfico de estupefacientes a lo que realmente se dedicaba.
“Sería un distribuidor de estupefacientes para microtraficantes, aparte de dedicarse al tráfico con mayor porte”, afirmó el fiscal Rojas Rodríguez.
“El lugar era usado como fachada de fábrica de yeso, pero la actividad era otra”, afirmó Martín Vera, jefe de la oficina regional de la Senad.
La vivienda fue vigilada durante tres días por agentes de la Secretaría Nacional Antidrogas, pero como el propietario ya no volvió, procedieron a allanarlo en la tarde del miércoles.
Asimismo, se incautaron dos revólveres calibre 38 y 32, además de cartuchos para escopetas, balanza digital, trozos de crac, marihuana marroquí y cocaína en pasta del depósito ubicado a 20 metros de la vivienda.