07 ago. 2025

Lo que era un desperdicio lo convierten en emprendimiento

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Sustento. Esta pareja encontró una fuente de ingresos en lo que termina como basura.

v. r.

Fermín Caballero, de 73 años, y Francisca Gómez (71), van cada madrugada a una matadería cercana para limpiar y, de entre las menudencias, sacan el sebo que ya no se usa. Llenan un balde y lo traen a su casa. Ahí empieza el proceso de transformar lo que era un desperdicio en una oportunidad de negocio: fabrican grasa a partir del sebo.

La pareja vive en el barrio Pablo VI de Santa Rosa, Misiones. En forma muy rudimentaria y artesanal, procesan el producto que además utilizan para alimentar a su cerdo. Para el efecto, cortaron un tambor al que con un par de asas, lo convirtieron en una gran olla para cocinar el producto.

“Nos vamos a la una y media de la mañana, allí juntamos el sebo porque una vez que faenan la vaca, tiran eso, ya es un desperdicio y fue así que nació esta idea. Un día tomando mate con mi señora le dije que vi todo tirado el sebo y que podríamos traer para hacer algo con eso, ya que vivimos cerca”, comparte Fermín al comentar el inicio de su emprendimiento.

Una vez –recuerda– su esposa buscó dónde vender y se asoció a una empresa en Asunción que llegó a pagar G. 5.000 por kilo; pero ahora no está comprando más porque recibe materia grasa en líquido desde Brasil.

“Cada 15 (días), mi señora se iba a llevar 500 a 600 kilos, es todo un sacrificio, sacamos las bolsas de 50 kg en la moto hasta la ruta para llevar a Asunción. Una de mis hijas debido al esfuerzo se hernió: ‘Es triste ser pobre’, decía al mirarla hacer todo ese esfuerzo”, comparte.

Doña Francisca menciona que debido a que el mercado que tenían se cerró, buscaron otras opciones y que consiguieron un comprador que vendrá de Itapúa para llevar a Brasil y les va a pagar G. 2.800 por kilo, ya tienen varias bolsas llenas del producto.

“Esto ha sido muy útil para nosotros porque, aparte de obtener la grasa, también alimentamos nuestro chancho. Trabajamos en forma muy artesanal, colamos en un ventilador en desuso, cocinamos en una olla que adaptamos de un tambor. Nos hace falta una carretilla de madera y queremos poner techo en el lugar donde colgamos el sebo para que se seque”, señala.

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