El gran tema es la dieta habitual de los paraguayos con componentes extraordinarios, declamados por algunos legisladores, que fue objeto de debate. ¿Será que la misma tiene nuevas recetas sofisticadas con hábitos de ocio y placer de sibaritas, que se corresponden con los de un país desarrollado, o continúa con sus limitaciones presupuestarias, inflación de alimentos, inseguridad alimentaria y con la heladera vacía? Cuál es la dieta número 1, que se corresponde con la lista uno, repito, en este segundo gobierno de Cartes, que se contrapone a la realidad preexistente al 2023.
Cuadros del gobierno, ministro de Economía y el mismo presidente afirmaron ante la ciudadanía que el país estaba pasando por un momento excepcional con grandes avances en la calidad de vida de los paraguayos, conforme a algunos indicadores macroeconómicos y a algunas afirmaciones disparatadas de legisladores votados de punta a punta. El secretario de Estado de Economía afirmó que la inflación controlada, la disminución de la pobreza y el crecimiento del producto eran evidencias empíricas de que la gente ya vive mejor. Una dama (que afirma tener hábitos caninos), miembro del Legislativo, dijo que el consumo de cafés de especialidad y de cheesecake en una feria aislada –de una vez al año para la clase más pudiente– eran evidencias también empíricas de que la economía estaba en modo trickle down. Otro legislador presentó como prueba de la nueva calidad de vida de los paraguayos el consumo a precios accesibles de huesos con resquicios cárnicos para el puchero. Todos estos hechos ya eran suficientes para hacer feliz a la mayoría de los paraguayos, que pertenecen a la tipología de pueblo, como dijo el último de los citados: un empresario privado que reivindica el libre mercado, pero que vivió buena parte de su vida facturando al Estado, hoy senador de la nación.
Otro tema exagerado por el MEF y los legisladores del oficialismo es el incremento de las recaudaciones del IVA y de las ventas a turistas. Eso es, en gran parte, gracias a Milei que frenó el contrabando al mitigar la brecha cambiaria entre el blue y el dólar oficial. Esto incrementó la economía formal de importaciones desde Argentina al Paraguay, y al encarecerse los productos en dólares en Argentina se disparó un aluvión de argentinos que compran en los supermercados y en los shoppings del Paraguay empujando las ventas locales, pero para el consumo en el exterior, no para mejorar el consumo y la calidad de vida de los paraguayos.
El equilibrio macro, el café de especialidad con torta de ricota y los huesos descarnados del puchero, con el triple equilibrio monetario, cambiario y fiscal… son todos los aspiracionales que, supuestamente, concretados, son indicadores que sirven de pruebas científicas con las cuales se debería medir la nueva calidad de vida de los paraguayos. Para salir de la narrativa de la joda y tomar en serio la economía que interesa a la gente de carne y hueso –y no solo a los correligionarios que viven del Estado, a los poderosos y a los organismos multilaterales, los únicos a quienes les habla este gobierno que no se comunica con su pueblo– es importante subrayar algunos diagnósticos críticos (muchos hechos por los hombres del propio gobierno, hace pocos meses, hace poquísimos días, los mismos que hoy olvidan sus palabras recientes y dicen que todo está de parabienes) y otros informes de la FAO y del Banco Mundial, con algunas recetas que personalmente considero imprescindibles.
En primer lugar, según la FAO en su Informe Panorama Regional de Seguridad Alimentaria y Nutrición 2023, la subalimentación en el mundo es del 9%, en América Latina es del 6,5%. En cuanto a la inseguridad alimentaria moderada y grave del Paraguay, la FAO dice que aumentó del 25,3% de su población en el 2020 al 25,9%, incrementándose 0,6 puntos porcentuales, para el 2022, totalizando 1.700.000 paraguayos con problemas de alimentación.
El sobrepeso infantil como indicador complementario de la FAO dice que el Paraguay aumentó 7,8 puntos porcentuales entre 2020 y 2022 (eso es alimentación de baja calidad) llegando al 14,6% de los niños, constituyéndose el Paraguay en el país con mayor incidencia de sobrepeso infantil de América Latina.
Estamos en el 2025 y no tenemos mediciones consistentes que permitan atribuir a este gobierno la superación de estos indicadores. Por otro lado, con menos de un año del programa Hambre Cero, tampoco sabemos si estos índices de arriba ya han sido mejorados con suficiencia como para decir que la heladera vacía ya no existe.
Además, en mi perspectiva, este programa Hambre Cero, también conocido como kure caldo, que tuvo problemas de logística, de calidad y aparentemente de sobrecostos, entrega al escuelero solo la mitad de las kilocalorías necesarias para un chico en pobreza extrema, para salir de ella.
No importan las asignaciones de ingresos que el INE atribuya a la merienda y al almuerzo para hacernos creer que ese niño salió de la pobreza monetaria, al recibir en la escuela la mitad de lo que necesita de nutrición ideal. Es un estudiante medio saludable, come la mitad del día (desayuna y almuerza o almuerza y merienda, turno mañana o tarde) y la otra mitad cae de nuevo en la pobreza desnutrida. Un chiste estadístico de muy mal gusto.
En segundo lugar, según el BCP en un reciente informe, la inflación de alimentos en los últimos diez años fue del ochenta por ciento en el Paraguay, ubicando al país entre los de más alta inflación de la región en materia alimenticia.
Esta pérdida del poder de compra del guaraní para la comida supera, en diez años comparativos, a países de la Unión Europea donde la inflación alimenticia es más moderada, entre el 28% y el 42%. La inflación promedio general del Paraguay de la última década fue del orden de cincuenta por ciento.
En tercer lugar, la disminución de la pobreza alardeada por el gobierno de dos puntos porcentuales, que muchos la ponen en duda; no obstante, aún siendo cierta o exagerada, es una verdadera miseria.
Me permito revisar un reciente documento del Banco Mundial, titulado Evaluación de Pobreza en Paraguay , de octubre del 2024, donde se afirma que la disminución de la pobreza fue de 23,3 puntos porcentuales del 2003 al 2013, gobiernos económicos de Dionisio Borda con Nicanor y Lugo, y luego del 2013 (primer gobierno de Cartes, cuando se inicia una desaceleración en la disminución de la pobreza) al 2022, se redujo apenas 2,5 puntos porcentuales. Primer fracaso de HC en reducción de la pobreza en su primer gobierno; es decir, con Cartes y luego con Abdo, que tuvo la pandemia, la pobreza detuvo el ritmo de su descenso. Ahora el gobierno presenta dos puntos porcentuales declinando del 22% al 20% aproximadamente, otra miseria, sin pandemia, un segundo fracaso en materia de menos pobreza del segundo gobierno de HC. El Banco Mundial dice que si bien la pobreza cae, la vulnerabilidad aumenta (posibilidad de volver caer en ella), en especial en aquellos segmentos de la población con bajos niveles de educación y alta informalidad laboral. La educación en el Paraguay es una catástrofe. Yo no sé cómo el presidente Peña y sus ministros y legisladores se animan a hablar exagerando sus logros que son puras falacias narrativas. Deberían callarse o ser menos exitistas.
Según el mismo informe del Banco Mundial, el 17%, cercano a un quinto, del total de las personas entre 15 y 24 años no estudian ni trabajan en el Paraguay. Nuestro país se ubica entre los de más bajo rendimiento a nivel mundial en matemáticas, lectura y ciencias, según el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, conocido como PISA.
En materia de salud, el Paraguay es un país peligroso para vivir, donde las tasas de mortalidad por problemas de enfermedades no transmisibles, por ejemplo, subieron del 61% en el 2000 al 75% en el 2019. Esto es algo relacionado con la mala alimentación y la heladera vacía, más el caótico y ruinoso sistema público desestructurado de salud del Paraguay, sin remedios, sin camas suficientes, sin UTI, sin instrumentos, etc. La gente vive mal, sufre una gigantesca inflación de alimentos, gana poco y come mal. Y muere mal, de enfermedades cardiovasculares por ejemplo, sin saber que estaba afectada por ella, cada vez más; todo esto es según el Banco Mundial. Peña dijo, en su reciente informe al Congreso del 1 de julio de 2025, que todo es por su culpa, hago mea culpa en temas de salud, lo expresó textualmente. Yo no sé cómo no tiene vergüenza de declarar públicamente que es un gran irresponsable que está dejando morir a su gente. Orondamente fue hace poco al Hospital de Itauguá en ruinas, con su señora, a dramatizar y prometer de todo, y luego no hubo avance alguno.
En cuarto lugar, el domingo 17 de noviembre de 2024 en el programa de TV de Luis Bareiro, el propio ministro de Economía, que hoy critica y quiere negar la heladera vacía, dijo que “falta plata... o sea, ninguna política pública te sirve simplemente si vas a tener un lindo número, en un reporte del Banco Mundial o del FMI. Tiene que llegar a la gente”. En palabras del ministro en el programa de TV Políticamente Yncorrecto , los números macro no sirven si no llegan a la gente. Lo mismo le dijo HC, por medio de Leite, a Peña: que Ña María debe poder ir de compras con el equilibrio macro y con el grado de inversión, o no sirven para nada.
El Paraguay que tenemos es muy diferente al Paraguay que queremos. Una de las mayores tragedias del país es la pobreza y la desigualdad. Hay cuatro motores que el ministro de Economía y el presidente economista deberían arrancar para acelerar el crecimiento y el desarrollo. En primer lugar, el consumo de las familias. En segundo lugar, la inversión empresarial privada. En tercer lugar, la inversión pública para mitigar los déficits infraestructurales que tiene el país. En cuarto lugar, una nueva política industrial y de comercio exterior que favorezca al empresario nacional. Pero eso será tema de otro artículo.
Sigo de viaje por el Viejo Continente, visitando las ciudades de nuestros ancestros ibéricos, a menudo hablando en guaraní con un ejército de compatriotas que los encuentro por doquier: son aquellos que huyeron de la heladera vacía en Paraguay y están prosperando con mucho sacrificio lejos de su patria. Además, visité la cuna del capitalismo y de la economía de mercado en los Países Bajos, aprendiendo cómo surgieron las empresas por acciones cuya valorización subía y bajaba conforme a las noticias de éxitos o fracasos de los viajes transoceánicos financiados por dichas empresas. Por último, estoy emulando y disfrutando con los belgas y los franceses la calidad de vida de los paraguayos, bebiendo cafés de especialidad. Les dije ahora que nosotros también sabemos beber cervezas artesanales para gustos exigentes. Todo al grito de “Jaumina”, tal cual es la frase de país civilizado y desarrollado de donde provengo –exageré– y que deben pronunciar antes de arrasar con la bebida. Y se rindieron a mi sugerencia. Saludos cordiales.