18 may. 2024

En agosto de 1987 ya se decidió echar a Stroessner

¿Cuál fue el momento clave en que los principales miembros de la cúpula militar stronista decidieron bajarle el pulgar al general Alfredo Stroessner?

alfredo stroessner.jpg

Foto: Archivo ÚH

El general Eumelio Bernal, entonces comandante de la Primera División de Infantería, asegura que todo comenzó en agosto de 1987, cuando políticos del ala más dura del Partido Colorado y del entorno más inmediato del dictador, los “militantes”, atracaron la convención de la ANR y desplazaron al sector “tradicionalista”.

Bernal participó de aquel acto como observador, acompañando al comandante del Primer Cuerpo de Ejército, general Andrés Rodríguez (consuegro de Stroessner). Allí, Rodríguez le expresó su preocupación por lo sucedido: “Bernal, tenemos que buscar la forma de arreglar esto”.

Desde ese momento, en un reducido círculo de militares y civiles, se empezó a manejar la idea de sacarlo a Stroessner del poder, para frenar el ascenso de los “militantes”, dijo Bernal, en un testimonio brindado al escritor Roberto Paredes.

Otro colaborador cercano de Rodríguez, el general Lino César Oviedo, confirmó el mismo dato: “En rigor histórico, el proyecto de derrocar al general Stroessner ya había comenzado en 1987, hubo varios planes, tuvo varias denominaciones”.

Una visita al Paraguay del general Frederick Woerner, jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, en 1988, resultó decisiva para que la sublevación avance.

El alto jefe militar yanqui habló largamente en privado con el general Rodríguez y –según versiones no confirmadas– sugirió que la Casa Blanca vería con buenos ojos “una acción militar que trajera apertura democrática al Paraguay”. Las especulaciones apuntan que, a cambio, Woerner insinuó que Washington podría ignorar las viejas acusaciones sobre presuntas vinculaciones de Rodríguez con el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas.

El stronismo sufría un aislamiento internacional cada vez mayor y su principal gran aliado, el Gobierno de Estados Unidos, presionaba para que haya un cambio político. Aumentaban las movilizaciones opositoras.

Más contenido de esta sección
Demasiados episodios grotescos en una semana como para no dedicarles unas líneas.
Tras las impactantes revelaciones que se obtuvieron con la operación Dakovo, que logró exponer tan explícitamente los alcances del crimen organizado en cuanto al tráfico de armas, sobrevino una situación por de más escandalosa: la implicación de altos militares en actividades criminales. Esta fue sin dudas una dolorosa comprobación del elevado nivel de infiltración del poder mafioso dentro de las instituciones del Estado paraguayo. Además de ser profundamente vergonzoso, esto implica un ataque a la democracia.
El Congreso Nacional rompió récord esta semana con el proyecto de la ley de superintendencia; los senadores tardaron 15 minutos para aprobar; los diputados 11 minutos. En una convulsionada jornada, los diputados también aprobaron ley que suaviza penas para corruptos y los senadores salvaron al cartista Hernán Rivas, acusado de tener un título falso de abogado. Y como les quedó tiempo, también mutilaron la ley de puerta giratoria. Este es el espantoso combo navideño que el Parlamento le ofrece al pueblo paraguayo.
Los impactantes resultados de la operación Dakovo lograron exponer en forma explícita los alcances del crimen organizado en cuanto al tráfico de armas. En nuestro país, logró la detención de más de una decena de personas involucradas en un esquema de tráfico internacional de armas y una nota gravísima, entre los detenidos están un militar de alto rango así como ex funcionarios de la Dimabel. Es muy preocupante la manera en que la mafia y el crimen organizado están socavando nuestra soberanía y nuestra democracia.
No fabricamos armas, pero las comercializamos en cantidad industrial. No producimos cocaína, pero el país es depósito, ruta y puerto de embarque de cantidades industriales que llegan a los principales mercados del mundo.
Eduardo Nakayama abandona el PLRA. Solo y apresuradamente, dicen. Quién sabe. Explica que no ve ninguna posibilidad de que su partido pueda desprenderse de la infiltración cartista. Desde adentro ya no hay nada que hacer, sostiene.