El abucheo es la expresión de bronca en cualquier escenario y círculo social, pero es más propio de los eventos deportivos, como el último que tuvo como blanco al presidente de la República Santiago Peña que, si bien no es deportista se quiso montar en la extraordinaria organización de los Panamericanos Juveniles que se lleva cabo en el país. Ese desliz suyo por voluntad propia o la de sus asesores hizo que sufriera la funada a flor de piel, la que según sugiere la temperatura social será sola la primera de muchas.
La vida que parece más cara desde que este Gobierno asumió hace dos años, el transporte parece más pésimo y la inseguridad más galopante, sumó a la reacción espontánea.
Tal vez por eso en el mítico Defensores del Chaco sonó fuerte el abucheo contra Peña y no era solamente porque apareció allí buscando un rédito político del evento, sino que fue el acumulado de todos estos hechos que contiene la memoria colectiva.
Como decíamos, el abucheo es un síntoma social así como el aplauso ante la aprobación de un hecho o una persona también lo es. Últimamente este Gobierno que tiene más omisiones que aciertos y que no da muestras de cumplir al menos en lo mínimo su propuesta de campaña reducida en el cliché: “Vamos a estar mejor”. Está en la mira de una ciudadanía harta, apática, sí, pero explicada en que tiene que vivir a contrarreloj y con un esfuerzo tremendo para llegar a fin de mes.
El hartazgo ciudadano, que es representado en los hospitales llenos y sin medicamentos, pese a que últimamente se descubrió que hay medicamentos, pero en la misma proporción que ladrones dado que en Salud desaparecieron medicamentos por valor de USD 50 millones, en las escuelas cuyos alumnos sin aulas improvisan para soportar la helada de los días de invierno rudimentarias fogatas, el caos la incomodidad e inseguridad que representa el transporte público y las calles que cada vez están más restringidos a los ciudadanos que a los chespis y oportunistas.
Nada tiene que ver con el otro país que viven los gobernantes quienes disociados de toda realidad hacen gala de su lujo en pomposos quinceaños, hacen vito del presupuesto y siguen multiplicando parentela en las instituciones públicas.
El propio presidente Peña se mofa de la actual realidad viajando un total de 49 veces por un total de G.5 mil millones aproximadamente.
Aun así muchos se mostraron sorprendidos, en especial los aduladores, por el abucheo que recibió Peña, un abucheo que representó a miles y que no solo fue para él, sino para todo su proyecto y equipo político que incluye al Congreso, Poder Judicial y Fiscalía. Fue la expresión de desilusión e ira que representó no solo a los que fueron a la inauguración de los Panamericanos en el Defensores, sino que a quizás a millones de ciudadanos a los que el salario se le escapa de entra las manos cada mes y a quienes las oportunidades no le nacen como sí a los nepobabies que tienen asegurado tras su bachiller algún que otro cargo con jugoso salario a costa del contribuyente.
Si no hay Justicia para unos que no haya paz para los arriba, dejó entrever la gente como mensaje a la cúpula de gobierno tras el sonoro abucheo.
Precisamente, si pasamos al plano de la justicia es bueno recordar que en ella la ciudadanía no encuentra ningún refugio. De hecho, la Justicia no da señales sino la de estar al mejor postor incluso en casos sonados como la mafia de los pagarés, un tema de gran notoriedad pública y que afecta el bolsillo de asalariados tanto públicos como del sector privado. La respuesta de la justicia, darle la espalda tal como lo afirman los propios afectados.
Entonces, si la ciudadanía desea próximamente dedicar otro abucheo para quienes no le rinden cuentas, el Poder Judicial se ha ganado con creces un sitial en el podio por estar ausente casi a tiempo completo para las causas que le aquejan a la ciudadanía.