El Ministerio de Hacienda empezó la semana pasada el proceso de consolidación general de los anteproyectos institucionales de ingresos y gastos para cerrar finalmente el proyecto de ley de Presupuesto General de la Nación (PGN) para el 2023
En su cuarto mensaje presidencial ante el Congreso Nacional, el presidente Mario Abdo Benítez presentó un informe anual de gestión sin grandes sorpresas. Al recuento de sus acciones al frente del Ejecutivo se sumó este año una fuerte y clara línea política, que se debe leer sin dudas en el contexto de una encarnizada interna dentro del partido de gobierno que también determina la agenda país. Frente a esto, la lacerante realidad de una nación en crisis quedó en un segundo plano, así como las grandes deudas sociales pendientes.
La inflación y el aumento del desempleo, fenómenos relativamente recientes, y la reducción de los ingresos laborales que las estadísticas oficiales vienen mostrando desde 2015 confluyen con una caída del consumo promedio de los hogares. Los ingresos y el bienestar ya eran bajos para la mayoría, por lo que el deterioro que se observa constituye un retroceso para la calidad de vida. Urge plantear soluciones que, a la vez de mitigar las consecuencias negativas de corto plazo, generen las condiciones para la mejora en el mediano y largo plazo.
El desempleo es uno de los peores problemas que enfrentan las personas por las graves consecuencias económicas, sociales y psicológicas que acarrea. Por estas razones, cualquier país que busque el bienestar de su población, gobernabilidad y cohesión social cuenta con mecanismos para aumentar la demanda de trabajo y garantizar que esta se encuentre con la oferta. Si bien en Paraguay la tasa promedio de desempleo es relativamente baja, en valores absolutos afecta a un número significativo de personas y si se analizan sectores particulares estas tasas aumentan. Todo esto sin considerar los efectos que van más allá de las consideraciones económicas.