Es probable que desde muy pequeños hayamos escuchado sobre la importancia del ahorro, pero también es muy probable que eso siga siendo una utopía en nuestras vidas. ¿Cómo ahorrar si el sueldo alcanza apenas para subsistir?
La historia de que el aumento del salario mínimo es la solución para enfrentar el masivo aumento de los precios de la canasta básica es una más de esas mentiras que nos gusta escuchar. Ante cada reajuste, todo vuelve a subir, mientras que el sueldo base solo llega a un puñado de trabajadores.
Miles de familias paraguayas siguen viendo como una bendición el poder tener un sueldo seguro, y para ello muchos deben desplazarse a decenas de kilómetros de sus hogares. Salir de casa a las 04:00 y regresar a las 22:00, para ganar un dinero que no alcanza.
El sacrificio diario que viven muchas personas para hacerse con un ingreso se ve empeorado por el precario sistema de transporte público y las pésimas condiciones laborales. La calidad de vida en el Paraguay se deteriora cada vez más.
La realidad de trabajar para subsistir también se da en las zonas rurales del país, donde casi siempre hay algo que comer –a base de mucho esfuerzo y si el clima lo permite– pero falta el dinero para comprar lo que no se produce.
Incentivar en los hijos la idea de que les conviene ser docentes, policías o militares para tener un ingreso fijo forma parte de la realidad, pero, finalmente, esto coloca en esos cargos a algunas personas sin vocación y roban oportunidades.
Vivir en Paraguay es toda una odisea. Si llegar a fin de mes con un sueldo mínimo es cada vez más imposible, no quiero siquiera imaginar lo que es para quienes se ganan menos del salario base o son jornaleros.
No tengo dudas de que la educación financiera es una excelente alternativa para salir de la pobreza, pero tampoco dudo de que para muchas familias esto es imposible. ¿Cómo ahorrar cuando un integrante de la familia se enferma o surge algún otro gasto imprevisto?
Desde el Gobierno tal vez se piensa que atajando la suba del pasaje ya se está solucionando el mayor problema de los ciudadanos. Pero, mientras se paga igual por viajar, todos los productos esenciales cuestan más caro.
Es evidente que ningún empresario querrá trabajar a pérdida, pero ¿quién controla a los grandes conglomerados? Vivimos en el país donde el más letrado es quien vive mejor.
El libre mercado es lo más recomendado por los especialistas en materia económica, pero la libre competencia, en un país donde los organismos reguladores y de control tienen los ojos vendados, solo beneficia al empresariado. Sí, a los mismos que pegaron un grito al cielo por el traslado del feriado por el Día de los Trabajadores.
La inequidad en el país no es más que el efecto colateral del egoísmo exagerado de las autoridades electas, de quienes se hacen millonarios a costa del Estado y de aquellos que se benefician de nuestras tierras y del clima de negocios, pero buscan pagar menos impuestos.
Si bien aún hay muchas familias en extrema pobreza, existe un alto nivel de desempleo y aún tenemos muchos problemas sociales por resolver, se requieren medidas urgentes que busquen mejorar las condiciones de vida de aquellos que tienen el “privilegio” de trabajar.
El trabajo debería ser un medio para el desarrollo de todos los trabajadores del país y no solo el único camino que les queda para subsistir. Poder ahorrar, estudiar, vestirse o comer un asado sin preocuparse por que mañana falte el pan, debería dejar der ser una utopía para los paraguayos.
A pesar de que el empleo puede ser visto como una “bendición o un privilegio”, esto no exime a los empleadores de la obligación de ofrecer condiciones laborales dignas. Por su parte, el Gobierno debería buscar medidas para mejorar las condiciones de vida de quienes hoy pueden trabajar, mientras planifica acciones para formalizar el empleo y generar más puestos laborales.