Ni el intendente ni los concejales de Asunción mostraron interés alguno respecto a las críticas de la ciudadanía en los últimos años, por el estado catastrófico de la ciudad. Recién cuando el ajedrez político al que juegan en el Parlamento decidió que era inevitable la intervención de la administración encabezada por Óscar Nenecho Rodríguez se está pudiendo conocer el estado real en la que se encuentra la Comuna asuncena.
Las escasas obras iniciadas avanzan muy lentamente y hay otras que nunca se han iniciado; persisten las dificultades de pago a contratistas; la basura se acumula en las calles por las dificultades con el sistema de recolección en los barrios, hay problemas en los mercados municipales y en la Terminal de Ómnibus. Estas son evidencias de una mediocre gestión y refuerzan el hecho de que esta condición de abandono de nuestra capital es coherente con lo escaso que se ha venido invirtiendo en obras versus lo que se gasta en salarios, en una institución que, sin duda, padece de sobrepoblación de funcionarios.
Una publicación de ÚH en el 2024 revelaba que la superpoblación de funcionarios le cuesta al contribuyente de Asunción, más que 10 desagües pluviales. Y es que el Municipio de Asunción se ha caracterizado por décadas precisamente por la superpoblación de funcionarios, muchos de ellos ni siquiera con función específica y han sido reiteradas las denuncias de prebendarismo y clientelismo en la institución. En el presupuesto 2024 de la Municipalidad se notaba la brecha entre los rubros de inversión física y servicio personal llegando la misma a más de G. 585 millones; el presupuesto de pagos complementarios superaba al de la compra de equipos para obras. Dichas remuneraciones temporales que abarcaban pagos extraordinarios y adicionales tenían más recursos previstos que la compra de maquinarias y equipos para la construcción.
Datos dados a conocer más recientemente señalan que la Junta Municipal de Asunción mantiene una estructura desproporcionada de recursos humanos. Su nómina supera los 1.178 funcionarios, entre contratados y nombrados. En la categoría de asistentes se cuenta un total de 509 funcionarios; una cifra que, sin duda, excede cualquier potencial necesidad de un órgano compuesto por 24 concejales. Estos funcionarios le cuestan a los vecinos de Asunción un gasto mensual de G. 1.527 millones y G. 18.324 millones al año.
La Junta de Asunción cuenta con 18 directores, 114 jefes de departamento y 18 jueces municipales del Tribunal de Faltas, además de 120 auxiliares, una organización interna desproporcionada y muy pesada para funcionar operativamente. Sin embargo, esta organización muestra que la Junta Municipal se convirtió en una agencia de empleos para estudiantes, parientes y operadores políticos, en la que –como bien ya lo había anunciado el presidente Santiago Peña– los méritos académicos son prescindibles.
ÚH publicó que de los 48 asesores registrados en las nóminas, muchos de ellos no reúnen requisitos mínimos para las funciones asignadas, pero que sin embargo ganan salarios de entre G. 4 millones y 6,5 millones mensuales, varios de ellos son bachilleres. Carlos Pereira, interventor de la Comuna de Asunción, ofreció el dato de que la Municipalidad de Asunción tiene 9.119 funcionarios, pero que podría operar con 3.000 funcionarios menos y señaló que encontró una Municipalidad deteriorada, abandonada y dejada.
Los contribuyentes, los vecinos de Asunción vienen demandando acciones urgentes y esperan ahora que la intervención no sea tan solo otra movida, en el tablero de la politiquería.