Mientras continúan saliendo a la luz pública datos e informaciones sobre la pésima gestión del ex intendente de Asunción, Óscar Rodríguez, la ciudadanía contempla
asombrada que, por un lado, existe un alto riesgo de que estos casos de presunta corrupción en el Municipio queden impunes, pues autoridad alguna se hace responsable. Por otro lado, los vecinos están viviendo una situación cada vez mayor de precarización de los servicios públicos: Deficiencia en la recolección de basuras, calles rotas, caos y abandono.
Decían, en forma metafórica, que por donde pasaba Atila no volvía a crecer la hierba. De alguna manera, la capital del Paraguay parece haber sido devastada tras una visita del rey de los Hunos. Ya pasó la intervención, renunció el intendente Óscar Nenecho Rodríguez y siguen apareciendo los diversos casos de las presuntas irregularidades cometidas durante la administración del intendente colorado cartista.
Recordemos que el interventor de la Municipalidad de Asunción, Carlos Pereira, había presentado al Ministerio del Interior su informe sobre la situación que encontró en la Comuna asuncena e incluso presentó cinco denuncias de tipo penal que fueron derivadas a la Fiscalía General del Estado. Una de esas denuncias tiene que ver con alteraciones del sistema informático, funcionarios de la institución alteraban datos de contribuyentes en beneficio propio. Además, se había constatado la falsificación de planos, cajas paralelas y otras irregularidades.
Indudablemente, es calamitosa la situación en la que se encuentra la ciudad. Por fuera, lo que se ve a diario nos muestra signos de abandono. En los barrios se elevan las voces para reclamar que el servicio de recolección de basura domiciliaria no está funcionando y son barrios enteros donde se pueden hallar la basura de las casas inundando las veredas.
Hace poco más de un mes, el interventor Carlos Pereira, había informado que la Comuna carecía de camiones recolectores por falta de mantenimiento. “El fin de semana estuve mirando el taller y de 30 camiones apenas están circulando 12, porque no tienen repuesto, porque no tienen frenos”, había descrito la situación.
También había explicado que se debía articular “mecanismos internos” y otras “estrategias de negociación” con proveedores para conseguir repuestos y “poder mover en la calle lo que falta para que no haya ya ningún barrio sin poder reciclar y retirar la basura”. Al mismo tiempo, Pereira había mencionado que se reciben más de 1.500 quejas por bacheos, caída de árboles y otros problemas. (ÚH - julio 15, 2025) Lamentablemente, la ciudad muestra un panorama desolador; el caos que quedó tras el paso de Óscar Nenecho Rodríguez por la Intendencia es absoluto, y lo padecen a diario cientos de miles de paraguayos. El centro histórico de la ciudad ya casi no conserva su rico patrimonio arquitectónico, aquellos restos que contaban la historia de la ciudad, con sus viejas casonas, árboles de naranjos en las veredas y jazmines en los patios. En cambio, los asuncenos deben vivir en una Asunción que muestra una imagen apocalíptica; una ciudad en ruinas, que apenas resiste a la desidia y el descuido.
La falta de recursos tiene una explicación, y el mal manejo, también. En el informe final de la intervención se encontró que un total de G. 2.017 millones que la Municipalidad pagó por materiales de construcción, no tienen respaldo que indique dónde se usaron las bolsas de cemento, cal, baldosas, ladrillos, bolsas de basura y otros elementos comprados de la empresa fantasma Prestigio del Sur. La administración de Rodríguez había realizado pagos a firmas fantasmas, reposición de caja chica por encima del límite establecido, leche, combustible y materiales de construcción que carecen de documentaciones respaldatorias e inclusive compra de pasajes para funcionarios municipales con destino a Argentina, Estados Unidos y España.
Asunción está sucia y abandonada, tiene funcionarios planilleros, altas deudas y hubo desvío de bonos. Los asuncenos se merecen que las autoridades electas para administrar la ciudad se hagan responsables del caos que causaron con sus acciones y con sus omisiones que no haya impunidad.