Desde principios del siglo XXI, los ciberataques han sido una constante amenaza, pero la mayoría de los incidentes pasaron desapercibidos para la gran mayoría de la población. Desde filtraciones masivas de datos hasta ataques a infraestructuras críticas, la falta de respuestas efectivas por parte de las autoridades gubernamentales ha sido alarmante.
Lo que comenzó como una amenaza aislada ha evolucionado hasta convertirse en una crisis nacional, cuyo impacto sigue afectando tanto a gobiernos como a ciudadanos.
Los incidentes de ciberseguridad, aunque han sido más frecuentes en los últimos años, rara vez reciben la atención que merecen. Desde los ataques cibernéticos que afectaron a grandes empresas en todo el mundo hasta los ataques directos a infraestructuras clave de gobiernos, la falta de un enfoque sistemático para enfrentar esta amenaza se ha vuelto evidente.
En Paraguay, la desinformación y la indiferencia sobre estos temas han sido factores determinantes en la ausencia de una respuesta contundente. En lugar de implementar medidas eficaces para asegurar las infraestructuras críticas y los sistemas de votación, las autoridades han preferido desentenderse del problema, poniendo en riesgo no solo la seguridad nacional sino la confianza de la población en el sistema.
Además, la ciberseguridad es un problema político por naturaleza.
Los actores políticos son quienes deben tomar decisiones clave sobre las inversiones necesarias para fortalecer la seguridad digital, y es aquí donde las fallas se multiplican. La falta de voluntad política para implementar un ecosistema adecuado de ciberseguridad está vinculada a intereses económicos y a la falta de comprensión del impacto a largo plazo de los riesgos digitales.
Las autoridades no han actuado de manera decidida, ni han destinado los recursos necesarios para proteger a los ciudadanos de los ciberataques, y lo peor de todo, pocos parecen estar dispuestos a asumir las responsabilidades por los daños causados.
La desidia de las autoridades y la falta de inversión en ciberseguridad han permitido que Paraguay quede rezagado en comparación con otros países de la región que, con más o menos aciertos, han avanzado en la creación de políticas públicas para hacer frente a la ciberamenaza.
Hoy, las brechas de seguridad siguen abiertas, y las instituciones se encuentran vulnerables a ataques, sin una estrategia clara y sin los recursos humanos y técnicos necesarios para hacerle frente a las amenazas crecientes.