07 dic. 2025

La selección de candidatos en la ANR

La coyuntura preelectoral ante las municipales de 2026 ha dado un salto cualitativo este fin de año. El tema gravitante ha sido, sin duda, la selección de candidatos para la Intendencia municipal en cada uno de los distritos, así como la confección de las listas de candidatos a la Junta Municipal. Es la problemática que enfrentan los movimientos internos de la ANR y los partidos y movimientos de la oposición. Cada uno con sus propios desafíos.

La ANR tiene quizás el camino mejor trazado que las oposiciones. Fundamentalmente por tratarse de un partido con una estructura organizativa relativamente sólida, que alberga varios movimientos, y cuenta con una experiencia de realización de internas o primarias, respaldadas por un tribunal electoral partidario legítimo. No obstante, las vallas existentes son importantes de tomar en cuenta.

Desde una perspectiva más politológica, la cuestión de la selección de candidatos ha sido un objeto de estudio destacado. Se han relevado las variaciones existentes en los distintos contextos institucionales, desde al menos 1988. Para el caso del Partido Colorado, nos parece interesante recorrer los hechos a la luz de conceptos tales como la inclusividad, la centralización, el faccionalismo y el control ejercido por las elites.

Siendo las elecciones venideras elecciones “municipales”, uno de los desafíos más generalizado es lograr el equilibrio entre el control centralizado que las elites políticas pretenden ejercer sobre quién se postula y el grado de autonomía del que deberían gozar las dirigencias locales para decidir los candidatos. Esta tensión se va resolviendo distrito por distrito en el mejor de los escenarios, pero pueden también darse dinámicas menos disciplinadas en las que los propios dirigentes locales juegan unas elites contra otras, cambiando lealtades, pasando de un movimiento interno a otro, o, inclusive haciendo alianzas con fuerzas políticas externas.

Por otro lado, aunque una de las características de la hegemonía cartista, ha sido anular toda disidencia, en el actual escenario prelectoral la presencia de las voces disonantes ya no puede ignorarse. Para algunos el retorno de las disidencias es considerado como faccionalismo y se asocia al desgobierno. Sin embargo, para otros, se trata de una manifestación de pluralismo y democracia interna partidaria. Sobre todo, si se mantiene dentro de los marcos institucionales acordados.

No obstante, en lo que a las disidencias concierne hay un problema de fragmentación y faccionalismo que reduce sus chances de ganar candidaturas. Si bien las internas suponen una competencia entre movimientos, no se debe olvidar que es un sistema de una sola vuelta en el que las candidaturas unipersonales se ganan por mayoría simple. De ahí que los movimientos disidentes no pueden darse el lujo de ir separados en las internas de junio 2026 si pretenden ganarle al cartismo.

Es una lógica muy parecida a la que enfrentan las oposiciones al pensar en las generales municipales de octubre 2026.

Finalmente, hay que aclarar que no todo control de quién se postula es negativo. Hay un aspecto esencial de la selección de candidatos es verificar la instalación de barreras a postulaciones que vienen del crimen organizado o de los agentes de la corrupción. Esta no es la especialidad de la ANR o de la política paraguaya en general, pero no por ello poco relevante. Hoy por hoy, se habla de elecciones locales en las que narcos tienen el poder de veto en el pueblo. Ello merece una especial consideración. Este sería el “control bueno”.

Pero hay otro tipo de control que se ha presentado como una fortaleza del movimiento Honor Colorado, en el caso de Asunción. Nos referimos a la postulación del precandidato a la intendencia, Camilo Pérez. En este caso, presenciamos una centralización de tipo corporativo, al estilo más empresarial, en el que la gerencia ha decidido quién sería el CEO, de manera poco incluyente. Solo les resta a las bases del movimiento acatar y difundir el mensaje. Poniendo una presión inusitada en la capacidad de Raúl Latorre, presidente de la Cámara de Diputados, de llevar ese barco a buen puerto.

Más contenido de esta sección