El ministro australiano de Finanzas, John Frydenberg, hizo público este “código de conducta restrictivo” pensado para regir las relaciones entre los medios, en grandes dificultades financieras, y los gigantes que dominan internet, tras 18 meses de negociaciones que no desembocaron en ningún acercamiento entre las partes.
Además de la obligación de pagar a cambio de los contenidos, el código trata cuestiones como el acceso a los datos de los usuarios, la transparencia de los algoritmos y el orden de aparición de los contenidos en los flujos de información de las plataformas y los resultados de búsqueda.
“Es nada menos que el futuro del paisaje mediático australiano lo que está en juego con estos cambios”, declaró Frydenberg durante una rueda de prensa.
El ministro precisó que el proyecto de ley sería presentado al Parlamento en las próximas semanas y que prevería “importantes sanciones” de cientos de millones de dólares para quienes lo infrinjan.
A largo plazo, el código se aplicará para cualquier plataforma digital que utilice contenidos provenientes de medios australianos, pero se concentrará en un primer momento en Facebook y Google, dos de las compañías más ricas y más poderosas del mundo.
La iniciativa australiana será seguida de cerca en todo el mundo, pues los medios se están viendo perjudicados por una economía digital en la que, cada vez más, Facebook, Google y otros gigantes de la tecnología acaparan los ingresos publicitarios.
La crisis de los medios se agravó con el hundimiento de la economía provocado por la pandemia de coronavirus. En Australia, decenas de diarios cerraron y cientos de periodistas fueron despedidos en los últimos meses.
Facebook y Google se opusieron vigorosamente a cualquier medida que les obligue a compartir los ingresos publicitarios. Dejaron entrever que si se instauraban los pagos obligatorios, podrían boicotear a los medios australianos.
Pero Frydenberg advirtió que el futuro código prohibiría cualquier “discriminación” hacia los medios australianos por parte de esas compañías.