15 may. 2024

“Asunción, prisionera de un modelo de arquitectura que no es para Paraguay”

Jóvenes profesionales comparten su visión: La mejor arquitectura que existe no pasa por una cuestión de precio, pasa por un tema de ética, pasa por un tema de imaginación y creatividad.

Entrevista sobre Arquitectura . Veronica Villate . Solano Benitez Hijo . Sergei Jermolieff Merlo ..jpg

Mínimo Común Arquitectura. Solanito Benítez, Verónica Villate y Sergei Jermolieff llevan adelante este estudio.

  • Brigitte Colmán
  • @lakolman

La ciudad no es solo casas, edificios, calles o avenidas saturadas de vehículos, veredas y murallas, la ciudad es también y sobre todo la gente que vive y la construye a diario. Uno de estos actores son los arquitectos y su visión de lo que es y de lo que podría ser mejor.

En esta conversación dos jóvenes, Sergei Jermolieff y Solanito Benítez, comparten su visión y sus ideas. Ellos, junto a Verónica Villate llevan adelante el estudio Mínimo Común Arquitectura. También hacen su aporte desde la docencia, en el Taller E en la Universidad Nacional, con investigaciones y conversaciones con los estudiantes sobre la ciudad, la arquitectura y el entorno urbano.

“Intentamos hacer arquitectura para todo el mundo, intentamos que a través del conocimiento que producimos generar un pequeño aporte a la sociedad. Nuestro desafío como estudio es entender que la crisis que tenemos es una crisis de imaginación, una crisis mundial de imaginación, por no haber podido pensar en cómo podemos llegar a producir mejores oportunidades o mejores facilidades para todas las personas”, explica Solanito Benítez.

La arquitectura tiene que tener ubicuidad, opina Sergei Jermolieff, y agrega que esta tiene que estar relacionada al contexto; “podemos hablar de utilizar los materiales que son locales, y de la mano de obra local, que son albañiles, que son nuestros maestros pintores, maestros electricistas, maestros plomeros, si hablamos de una arquitectura que respeta el sitio de carácter local, que respeta los materiales, construir en base a eso”.

Materiales locales. Es un hecho que la arquitectura paraguaya está muy valorizada a nivel internacional, Solanito considera que es debido a la calidad de ciertos arquitectos paraguayos, que levantaron la bandera de la arquitectura paraguaya, exponiendo el uso de los materiales locales: “Exponiendo una manera de hacer diferente, una manera de hacer que no tiene nada que ver con el costo, o con, como dice Sergio, una mano de obra supercalificada, sino que tiene que ver con el pensar de una manera”.

Cemento y vidrio. Asunción y sus edificios, mucho cemento y vidrio. Al respecto, Sergei dice que la capital está prisionera, tanto de la Comuna como de las inversiones privadas que traen un modelo de arquitectura que no es para Paraguay, un modelo europeo, donde las situaciones climáticas son diferentes. Y porque lo que llaman progreso en realidad es un perjuicio. Al final, la infraestructura para que en estos edificios se pueda controlar la temperatura y producir menos calor recorre un largo viaje desde China de ida y vuelta, y todo para poder decir que es verde.

“No es muy lógico pensar en ese tipo de soluciones, siendo que nosotros tenemos 100% energía renovable y sostenible, porque es de la hidroeléctrica. Pero no te venden como energía limpia si no tenés un panel solar”.

Benítez añade que, como sociedad, no nos ponemos a pensar en cómo impactan las decisiones que tomamos, cuando el daño se hace evidente al pasar al lado de un edificio y que el propio vidrio te calcina porque está refractando la luz.

“Nosotros no estamos en contra de los edificios. Estamos en contra del modelo que se considera normal entre comillas. Esa es la crítica. Cómo podemos producir algo diferente con lo que tenemos; y si uno piensa en la mejor arquitectura que existe no pasa por una cuestión de precio, pasa por un tema de ética, pasa por un tema de imaginación, de creatividad. No pasa porque se necesite algo diferente, sino voluntad, ética, y obviamente tenemos que tener una conciencia social, ver cómo nuestras acciones impactan socialmente”. Y agrega que la arquitectura de nuestras ciudades debería ser el resguardo de la gente.

“Pensar que uno puede generar un lugar agradable y confortable, parece ser que estamos bajo la tiranía del aire acondicionado solamente. No debería ser así”.

El lugar en el que vivimos es muy importante, pero también lo es la movilidad. Al respecto, comentan los arquitectos cómo el Estado gasta sus recursos en viviendas, al reubicar a las personas en lugares lejanos. Lejos de la capital no tienen transporte, apuntan, no tienen infraestructura.

“La gente dice que al final vuelven al mismo lugar y eligen vivir mal. ¿Quién elige vivir mal? Nadie quiere vivir mal, lo que pasa es que quieren vivir acá, no en un lugar donde el traslado promedio es de hasta dos horas en transporte público, nosotros deberíamos vivir y trabajar en el mismo lugar, en la misma zona”.

El Centro. Y, ¿si volvemos al centro, que está lleno de edificios y casas vacías? Sergio considera que el centro de Asunción es un lugar que tiene muchísimo potencial, tiene vista al río, tiene edificios históricos, tiene todo para cumplir la función de centro urbano de la ciudad.

“Su estado de abandono es más por desidia que por otra cosa, deberíamos poder impulsar el centro para que la gente viva en el centro porque la gente ya trabaja ahí, pero termina su trabajo y gasta dos horas en el tráfico para volver a su hogar”.

Solanito apunta a que estamos a merced de la especulación inmobiliaria, que es lo único que regula dónde va a vivir la gente.

“Y la especulación inmobiliaria siempre va a estar al servicio del capital, porque al empresario siempre le va a convenir comprar un terreno que la gente se vaya a vivir allá donde él compró barato y él va a vender caro. Creo que como sociedad deberíamos estar regulados, tener una directiva de decir: vamos a crecer hacia acá, con estas características, y vamos a hacer que la gente viva bien, vamos a ocuparnos del transporte, vamos a ocuparnos de los espacios públicos”.

Espacios públicos. Sobre los espacios públicos, Sergei indica que no tenemos la cultura de plaza, de vivir los espacios públicos y de apropiarnos de los espacios públicos.

Lo único que vemos en Paraguay es que a la gente le interesa la calle, y solo la calle; “que no tiene que tener baches, y con eso la gente ya está feliz, pero en realidad la vereda es más importante que la calle, los pasos peatonales son más importantes que la calle, los bancos de las plazas son más importantes, los buses deberían tener su carril porque mueven más personas, mientras que el auto mueve solo una. Estamos hablando de apropiarnos de esos espacios que son públicos, que son de la gente”.

Solanito plantea que la ciudad tiene que ser la celebración del poder estar juntos, y cita al arquitecto brasileño Paulo Méndez, quien decía que el espacio público debería ser el corazón de nuestras ciudades, las plazas deberían ser el espacio público por excelencia.

En ese sentido, expone el caso de la Costanera de Asunción, que por tanta carencia de espacios públicos, esta avenida para entrar al centro de Asunción se toma como plaza y como parque, “por más de que te pase al lado un auto a 60 km por hora, y en realidad no es que nos guste que el auto pase a toda bala al lado nuestro, es que no tenemos otro lugar a dónde irnos, por eso nos vamos ahí”.

Sergei reflexiona sobre la inexistente cultura de la plaza, si esto es mío, pero también es del otro; entonces, si es de todos vamos a cuidar entre todos, pero para cuidar entre todos tenemos que estar todos en ese lugar.

La ciudad tiene que ser la celebración del poder estar juntos. El espacio público debería ser el corazón de nuestras ciudades.

Impulsar que la gente viva en el centro, la gente ya trabaja ahí, pero termina su trabajo y gasta dos horas en el tráfico para volver a su hogar.

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