Cansados de promesas incumplidas y ante la falta de respuesta por parte de las autoridades educativas, padres de familia del Colegio Nacional Kororo’i decidieron cerrar las puertas de la institución como medida de protesta. La decisión, tomada de forma indefinida, deja a unos 350 alumnos sin clases.
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El conflicto se arrastra desde hace más de tres años, cuando el anterior director de la institución se jubiló. Desde entonces, el colegio funciona sin una dirección titular y, a pesar de reiterados reclamos, el Ministerio de Educación no ha asignado el rubro correspondiente para cubrir el cargo.
“Nuestra medida de fuerza es por tiempo indefinido. No vamos a levantar la toma con promesas, queremos hechos concretos”, señaló Miguel Duarte, uno de los padres movilizados.
Osvaldo González, otro representante de la comunidad educativa, lamentó haber llegado a este punto, pero afirmó que la falta de respuesta obligó a los padres a actuar: “Las constantes mentiras de las autoridades nos empujaron a esto”.
El colegio, ubicado en una zona rural, recibe a estudiantes de varias comunidades cercanas. La situación pone en evidencia la precariedad y el abandono que sufren muchas instituciones educativas en el interior del país, donde los problemas de infraestructura, falta de cargos docentes y desidia estatal, afectan directamente el derecho a la educación de cientos de niños y jóvenes.