16 jun. 2025

El ómnibus verde

Un colectivo que se desplaza silenciosamente, sin emisiones contaminantes, transformado totalmente en Paraguay. Es un sueño a punto de hacerse realidad. Una historia de esfuerzo y creatividad contada por José Carlos Ramírez, la persona que está detrás de esta limpia iniciativa.

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El nivel de batería, la temperatura, el velocímetro y otros indicadores son bien visibles en el tablero.

Fotos: Fernando Franceschelli

Está en marcha, a pesar de que, cuando el proyecto fue presentado a un grupo de ingenieros, estos dijeron que Paraguay no está preparado. “Pero nosotros lo estamos haciendo”, afirma José Carlos Ramírez, a modo de respuesta para quienes no creían que en este país se podría transformar un autobús movido a gasoil –un combustible fósil– en un vehículo que funciona con energía limpia, con baterías eléctricas.
José Carlos Ramírez es un empresario del transporte, accionista de las líneas 18 y 21, y con unidades en ambas empresas. Es salteño, nieto de paraguayos y vive en nuestro país desde hace más de 27 años, 15 de ellos dedicados al transporte público de pasajeros. También es presidente de la firma De la Asunción Interactiva SA.
En la búsqueda de hacer más rentable la actividad de transportista, investigó cómo hacerla más eficiente. De acuerdo con las estimaciones del emprendedor, una empresa de transporte tiene una rentabilidad de entre 20% y 25% con los buses a diésel. “Nosotros calculamos que con el bus eléctrico estaría entre el 78% y el 82%", explica. Además, analizó la problemática de la contaminación y todos los impactos. “Este proyecto tiene varias aristas, y toma en cuenta el impacto ambiental, económico y social. Posee sus ventajas”, comenta Ramírez.
Los ómnibus eléctricos no son una novedad, si bien su uso hoy todavía no está tan extendido, sobre todo en esta parte del mundo. En China se fabrican estos vehículos, pero su costo es altísimo: entre USD 350.000 y 500.000. “Acá, un empresario no va a querer invertir en un vehículo USD 500.000 (unos G. 2.700 millones), porque para recuperar eso tendrá que esperar unos cuantos años”, asegura.
Es por eso que Ramírez empezó a considerar la posibilidad de realizar la conversión de vehículos diésel a 100% eléctrico, con mano de obra nacional. “La idea nació hace dos años, se nos ocurrió a mí y a mi esposa. Empezamos la investigación, fuimos a diferentes facultades. En algunas encontramos respuestas y en otras no. En la UNA nos tropezamos con algunos inconvenientes y, en ese momento, el proyecto no fue viable”, relata el empresario.
Paso a paso

En fase final. El ómnibus eléctrico estaría totalmente terminado en tres meses más.

En fase final. El ómnibus eléctrico estaría totalmente terminado en tres meses más.

Pese a los obstáculos que tuvo para arrancar, el emprendimiento no entró en reversa. Al contrario, la decepción inicial le dio a Ramírez el impulso necesario para llevarlo adelante. Si bien el transportista se graduó en Ingeniería de Sistemas en Córdoba, Argentina, de convertir un ómnibus con motor diésel en uno eléctrico sabía muy poco, casi nada.
“Empecé de cero a hacer las investigaciones. Pero informándose un poco, uno sabe que se puede aplicar esta tecnología a los buses; entonces fuimos concretando nuestro plan en etapas. En ese afán contactamos con gente de afuera y tratamos de conseguir información y tecnología que se está utilizando en otros lugares del mundo para realizar este desafío. Tengo alianzas con empresas de Europa, de Alemania, que son las que en cierta forma están apoyando el proyecto. Son emprendimientos relacionados con el tema del medioambiente, la energía renovable”, revela Ramírez.
Después del no recibido en la UNA, Ramírez acudió con su idea al Conacyt (“porque esto tiene su costo”), buscando un cofinanciamiento. Presentó el proyecto como innovación y despertó el interés de los miembros del consejo, quienes aceptaron hacer un aporte importante: el 80% de los recursos necesarios, con fondos provenientes del Focem y del Estado.
Con el financiamiento a disposición, solo faltaba ponerse a trabajar en el plan. Hoy, en un taller ubicado en Fernando de la Mora, el bus eléctrico va tomando forma. Manos paraguayas se encargan de poner a punto al primer vehículo de transporte público que rodará por nuestras calles gracias a un motor totalmente eléctrico, que funciona mediante baterías de litio.
“Calculamos que un bus puede llegar a costar entre USD 170.000 y 180.000. Quizás tengamos mejores características de rendimiento que en China, en lo que respecta al sistema de batería y recarga. Ahí tienen un sistema de recarga de seis y siete horas. Usan también batería de litio pero son otra clase de baterías y de cargadores”, afirma.
La autonomía del ómnibus verde es de 250 kilómetros, una distancia que excede el recorrido promedio, por día, de una línea suburbana, que en el caso de las empresas en las que Ramírez explota sus unidades, es de 210 kilómetros. Y si fuera necesaria alguna recarga, se la puede realizar entre redondo y redondo (el circuito de cada vehículo), ya que el colectivo que arriba a la terminal nunca sale a circular de nuevo inmediatamente.
“También estamos usando supercargadores que pueden cargar un banco de batería en 55 minutos, una capacidad que es muy importante en este emprendimiento. Y hay un convenio con quienes nos van a proveer esa tecnología. Esos cargadores son de una marca alemana y ya están en el país”, añade el transportista.
Esa empresa está interesada en que se sigan haciendo conversiones en Paraguay y tienen al mercado local en la mira, al punto que han enviado a sus técnicos. Ellos apoyaron el proyecto, al que consideran viable, lo que se plasmó en un convenio.
Casi listo

Cabina de mando. El conductor, con los instrumentos para poner en movimiento el bus silencioso.

Cabina de mando. El conductor, con los instrumentos para poner en movimiento el bus silencioso.

El proceso de la conversión del primer vehículo diésel en eléctrico llevará entre ocho y diez meses. Ramírez estima que estará listo en tres meses más, ya circulando. “Algunos ingenieros nos decían que Paraguay no estaba preparado para hacer esto, pero nosotros lo estamos haciendo. Es factible, es posible y va a ser una realidad”, recalca. Después, faltará probar la efectividad de la batería, para ver si es necesario instalar más bancos en la unidad.

En este momento, la empresa que preside Ramírez ya cuenta con un modelo de utilidad de la Dirección Nacional de Propiedad Intelectual (Dinapi). “Ya hicimos los procesos de patente del método que utilizamos para hacer la conversión. Precisamente, el modelo de utilidad deriva de una patente”, explica.
¿Y el futuro? “Vamos a ver si lo podemos incorporar a la Línea 21. Tendremos antes unos meses de prueba. La movilidad eléctrica está creciendo en el planeta y ese es el camino por donde vamos. No es nada del otro mundo ensamblar acá, se puede hacer sin ningún problema. Obviamente hay que perfeccionar muchos detalles, con los estándares internacionales. Y hay empresas que me pueden certificar normas ISO en la parte de conexión”, añade.
El objetivo inicial de este emprendimiento, por la rentabilidad en juego, es realizar las conversiones de vehículos que están en operación. Pero también se prevé realizar el mismo trabajo con unidades cero kilómetro, y hacer el montaje total en el país. “En el futuro pensamos buscar un financiamiento más fuerte para ensamblar los colectivos en Paraguay y, por qué no, soñar mañana con una marca país. Queremos tener el primer bus eléctrico hecho en Paraguay y encabezar una transformación”, afirma el empresario. Se viene una revolución verde.

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Componentes
Fuente de energía. Esta es la batería que mueve el vehículo. 

Fuente de energía. Esta es la batería que mueve el vehículo.

El bus ecológico funciona mediante un motor eléctrico. Posee un controlador, una computadora que se encarga del manejo del sistema y bancos de batería. También cuenta con sistemas de refrigeración, dirección, hidráulica y freno.
La empresa contrató a dos ingenieros para que se encargaran de la programación y a un técnico electromecánico para diseñar el soporte de motor. La firma también hace subcontrataciones para la parte de tornería.
Este proyecto cuenta con el apoyo de la Universidad Central del Paraguay (UCP) y Conacyt.