El obispo de Caacupé, Ricardo Valenzuela, durante la homilía dominical resaltó el papel de la familia dentro de la formación de los niños, niñas y jóvenes.
“Qué regalo nos hizo hoy el señor en este último día del año. Último día del año para pensar profundamente en la familia, en tu familia”, inició y señaló que la familia es “un gran don de Dios”.
Describió a la familia como una escuela donde nos sentimos amados, aprendemos a amar y también sobre las virtudes humanas y cristianas que forjan nuestras vidas.
“En la familia, ahí se aprende el servicio, el respeto, se aprende la solidaridad, se aprende el trabajo, el amor al trabajo, se aprende a dialogar y el perdón”, siguió el monseñor.
Igualmente, manifestó que “todos necesitamos de una familia para crecer sanos y seguros”.
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“Hoy vemos nosotros que la educación en la familia se ha ido perdiendo de las manos de los padres y van quedando bajo la responsabilidad de la escuela. La propia madre ha perdido autoridad (sobre sus hijos)”, reprochó.
También lamentó que ahora muchos dejan la responsabilidad de la formación “a la calle y a los medios de comunicación”.
“Se les prende la tele y se le va dando insumos de todo tipo”, advirtió a los feligreses que acudieron hasta la Basílica de Caacupé.
Además, sostuvo que los jóvenes “frecuentemente se ven sometidos a un bombardeo y agresiva oferta que se les hace de pornografía” y que la permisividad les ahoga, les lleva hacia el alcohol, las drogas y la vida fácil.
“Todo esto por descuido. No se educa para el amor y para la responsabilidad, siempre alegando que no tenemos tiempo”, insistió y reprochó que ya no se crea un ambiente de servicio y de compartir.
En ese aspecto, manifestó que nos vemos amenazados por graves problemas como los secuestros, los niños desaparecidos, la trata de menores, la pornografía, el abuso sexual, la drogadicción y el pandillerismo.
Instó a “buscar más que nunca caminos que fortalezcan a la familia” y que el modelo ideal es la “sagrada familia” de Jesús.
“¿En qué tendremos que poner más atención para mejorar a nuestras familias? ¿Qué tendríamos que cambiar nosotros para educar mejor a nuestros hijos?”, se preguntó.
Por último, expuso que la familia es una casa que nunca deja de construirse y que a veces “es necesario que se caiga alguna parte para darnos cuenta que hay que empezar nuevamente”.