En una contundente homilía, el obispo del Vicariato Apostólico del Chaco, monseñor Gabriel Escobar, alzó su voz en defensa de los pobladores de Alto Paraguay, denunciando el histórico abandono que sufre la región y exigiendo a las autoridades nacionales que la tan anhelada ruta de todo tiempo sea construida para beneficiar a las comunidades y no a la industria ganadera.
Durante la ceremonia, el obispo Escobar describió el calvario que viven los habitantes del Alto Paraguay a diario.
“Esta semana, no sé cuántas veces se cortó la corriente eléctrica”, lamentó, a la par de señalar que los cortes de luz constantes en localidades como Toro Pampa, San Carlos, María Auxiliadora y Ñu Apuá provocaron la pérdida de artefactos eléctricos.
“Aquí en Fuerte Olimpo puede ser menos, pero fíjense en tierra adentro”, expresó, al referir a la precaria situación de los poblados más alejados.
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Sin embargo, el punto central de su reclamo se centró en la problemática de la ruta de todo tiempo. El obispo reveló haber recibido mensajes de la ciudadanía que expresaban su frustración y la sensación de no ser importantes para el Gobierno.
“Mire monseñor, en Olimpo, al final el pueblo no es importante para algunas autoridades nacionales, ¿por qué? Y por qué la ruta que nosotros estamos esperando va a ser desviada hacia otro lugar donde no está el pueblo del Alto Paraguay”, citó el obispo, exponiendo el sentimiento de desidia que permea en la comunidad.
Monseñor Escobar fue claro al describir la urgencia de la situación, la falta de caminos transitables durante todo el año en localidades como Bahía Negra, Puerto Guaraní, Puerto Casado y las demás colonias que se encuentran en tierra adentro; lo que impide el traslado de enfermos y ancianos y en algunos casos provoca consecuencias fatales.
“No podemos salir para llevar a nuestros enfermos, a nuestros ancianos y algunas veces se mueren”, denunció con visible indignación.
El mensaje a las autoridades fue directo y sin rodeos. “Por eso pedimos a las autoridades nacionales y al señor presidente que revean el tema de esa construcción de ruta negra que venga donde está el pueblo”, instó el líder religioso.
Haciendo alusión al eslogan del Gobierno, remarcó que si la promesa es “vamos a estar mejor”, los habitantes de Alto Paraguay también quieren ser parte de esa mejora.
El prelado Escobar concluyó su homilía con una de las frases más contundentes de su alocución: “No queremos la ruta del ganado, de la vaca. Queremos la ruta para el pueblo.”
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Resaltó además el rol fundamental de los habitantes al citarlos como “el pueblo que hace patria en esta parte del país” y manifestó además, que a pesar de ser olvidados, cuidan y defienden su territorio.
El pedido del obispo refleja el clamor de una región que se siente marginada, y su llamado a las autoridades nacionales busca garantizar que las obras de infraestructura prioricen las necesidades de las personas que viven y construyen su vida en el Chaco paraguayo.
Prioridades
La población del Alto Paraguay tiene sus prioridades en cuanto a la ruta asfaltada que anhela desde hace décadas y para beneficio de la gente y los sectores señalados, como Km. 65 a Toro Pampa, Toro Pampa a Fuerte Olimpo, Fuerte Olimpo a Puerto Guaraní, Toro Pampa a Bahía Negra, Mbopi Kuá a Puerto Casado y 22 Paragro a Puerto Sastre.
El reclamo del obispo y el pedido de revisión a las autoridades nacionales es por la anunciada ruta asfaltada de Agua Dulce con empalme a la ruta bioceánica, que el propio presidente de la República Santiago Peña lo había mencionado.
Este sector (Agua Dulce) se encuentra más al norte del Departamento y según se avizora no beneficiará a las poblaciones chaqueñas sino más bien al sector ganadero de forma directa.
 
    
     
    
     
 
 
 
 
 
