Despliegue logístico, militarización de rutas marítimas y competencia por recursos energéticos y económicos impactan la seguridad regional.
Las tensiones en México, América Central y el Caribe se centran en la violencia armada (narcotráfico, extorsión y similares), la crisis migratoria (flujos masivos y vulnerabilidad), la intervención geopolítica (influencia de los EEUU, la Unión Europea, la Federación Rusa y la Rca. Popular China), así como desafíos climáticos y económicos exacerbados por la falta de capacidad estatal, la pobreza y las políticas migratorias externas, creando un panorama complejo de inseguridad y disputa estratégica en la región. A los efectos de este artículo, los Estados Unidos de América o USA o EEUU son sinónimos.
VIOLENCIA E INSEGURIDAD Y MIGRACIÓN
Violencia Armada: Alta incidencia de homicidios y chantajes por parte de grupos criminales, afectando la vida cotidiana y forzando desplazamientos internos. Narcotráfico: México y Centroamérica son rutas claves para el tráfico de drogas, con amenazas de intervenciones militares externas por parte de EEUU, según declaraciones recientes. Flujos Migratorios: Aumento de migrantes centroamericanos en tránsito por México hacia EEUU, en condiciones de alta vulnerabilidad y riesgo de extorsiones de diverso tipo. Retornados Forzados (personas migrantes o refugiadas que son obligadas a regresar a su país o lugar de origen, a menudo por procesos administrativos, órdenes de deportación o factores coercitivos como conflictos y persecuciones): Débil capacidad de los países de origen para reintegrar social y laboralmente a las víctimas de los mencionados actos violentos, creando nuevas necesidades psicosociales y económicas. Ilícito o Ilegal. La diferencia clave es que ilegal significa estrictamente contrario a una ley escrita (un delito o falta), mientras que ilícito es un término más amplio que incluye lo ilegal, pero también lo contrario a la moral, la ética o las buenas costumbres, aunque no esté explícitamente prohibido por una ley penal, abarcando tanto faltas civiles (incumplimiento de contrato) como actos inmorales (adulterio, acoso sexual) que la sociedad rechaza, aunque no siempre con cárcel. En resumen, todo lo ilegal es ilícito, pero no todo lo ilícito es ilegal.
GEOPOLÍTICA Y COMPETENCIA DE POTENCIAS
Influencia de EEUU: Declaraciones recientes de Donald Trump sobre posibles operaciones militares en la región para combatir fentanilo, cocaína, heroína y similares aumentan la tensión diplomática. Presencia de China Popular: Inversiones del gigante asiático en infraestructura (puertos, telecomunicaciones y similares) generan interrogantes sobre dependencias estratégicas en el Caribe. Falta analizar mejor así mismo el rol de la Federación Rusa y de la Unión Europea, Autonomía Regional: América Latina busca evitar ser escenario de rivalidad entre potencias, manteniendo su autonomía estratégica.
VULNERABILIDAD CLIMÁTICA Y ECONÓMICA
Crisis Climática: El Caribe es altamente vulnerable a fenómenos extremos de ese tipo, afectando infraestructuras y operaciones militares, así como requiriendo diplomacia política y resiliencia climática. Desafíos Económicos: Tensiones comerciales, dependencia del comercio exterior (México-EEUU) y búsqueda de inversión extranjera son constantes. Aunque menos prominentes, existen disputas históricas de larga data y reavivadas en Centroamérica, como en el Golfo de Fonseca, que requieren mecanismos de resolución sólidos. En resumen, la región enfrenta una compleja interacción de crisis humanitarias (crimen organizado, violencia transnacional, migración), causando tensiones geopolíticas y desafíos estructurales, como el cambio climático y la estabilidad económica, con México actuando como actor clave en la dinámica regional.
CARIBE EN TENSIÓN SEGURIDAD, DEFENSA Y EL TABLERO GEOPOLÍTICO LATINOAMERICANO
El Caribe, durante décadas visto como un corredor comercial y turístico, en los últimos años se ha transformado en una región clave para comprender las dinámicas de seguridad del hemisferio. Su ubicación estratégica, conectando América del Norte, América del Sur y el Atlántico, lo convierte en un punto donde confluyen flujos económicos, operaciones militares y disputas entre potencias globales. Lo que alguna vez se consideró un espacio periférico hoy emerge como un escenario decisivo para la estabilidad regional. La importancia geoestratégica del Caribe se evidencia en la concentración de infraestructuras críticas como puertos, refinerías, bases militares y cables submarinos. También en la capacidad limitada de varios Estados para vigilar sus amplias zonas económicas exclusivas, lo que abre espacio para actividades ilícitas/ilegales y para la competencia entre grandes jugadores internacionales. En este contexto, Colombia, Venezuela y Puerto Rico (archipiélago en el Mar Caribe que consta de la isla principal, cuatro islas pequeñas y cientos de cayos e islotes), así como las demás islas caribeñas representan nodos esenciales en la arquitectura de defensa del hemisferio, al tiempo que influyen directamente en la agenda política latinoamericana. Despliegue logístico y militar. El Caribe experimenta un incremento considerable en su actividad logística y militar. Sus principales puertos, entre ellos Kingston, Freeport, Cartagena y San Juan, cumplen un papel determinante en la conectividad global. Funcionan como puntos de tránsito esenciales para mercancías que circulan entre el Atlántico, el Canal de Panamá y América del Norte. Esta relevancia ha impulsado inversiones de potencias extra-regionales interesadas en asegurar su acceso y presencia.
US SOUTHERN COMMAND (SOUTHCOM)
La postura de fuerzas del US Southern Command, plasmada en recientes visualizaciones de despliegue frecuente, confirma la creciente densidad militar en el área. La visualización presenta un entramado de activos navales, aéreos y logísticos distribuidos desde Florida hasta el Caribe insular. Puerto Rico aparece como un múltiple punto focal, con plataformas de ataque, vigilancia, inteligencia y unidades anfibias listas para el despliegue. La presencia del grupo de ataque del portaaviones USS Gerald R. Ford (CVN 78) y de destructores y submarinos equipados con misiles Tomahawk muestra la capacidad naval disponible. El mapa también destaca bombarderos estratégicos como los B-52 y B-1, capaces de lanzar misiles de largo alcance así como unidades del Cuerpo de Marines preparadas para operaciones expedicionarias. Estos elementos se integran con recursos de la Guardia Costera y con fuerzas especiales que operan de manera permanente en la región. El Caribe se ha vuelto un eje central para la proyección de poder de Estados Unidos. Y no solo en términos militares sino también en el marco de la competencia estratégica con actores como China y Rusia. Los países latinoamericanos participan en este entorno de manera desigual. Colombia posee una de las armadas más importantes del Caribe sur y desempeña un rol clave en la interdicción marítima y en la vigilancia de su archipiélago. No obstante, la extensión de la zona demanda mayores capacidades coordinadas. El resultado es una región altamente militarizada donde cada movimiento estratégico tiene efectos políticos inmediatos.
GEOPOLÍTICA Y DEFENSA: ¿QUÉ DEBE MIRAR AMÉRICA LATINA?
América Latina necesita reevaluar su lectura del Caribe. Su estabilidad es determinante para la seguridad continental. Para ello, hay varios aspectos cruciales que requieren mejor atención. Primero, es necesario fortalecer la cooperación marítima para enfrentar amenazas comunes. La limitada capacidad de vigilancia de algunos estados insulares los expone a actividades ilícitas e ilegales. La integración con países continentales, especialmente con Colombia y México, podría mejorar el monitoreo regional. Segundo, la región debe observar con cuidado la competencia entre potencias globales. Las inversiones chinas en puertos y sistemas de telecomunicaciones plantean interrogantes sobre dependencia estratégica. La presencia rusa, aunque más reducida, tiene efectos políticos relevantes. América Latina debe evitar convertirse en escenarios pasivos de rivalidad y mantener márgenes de autonomía. Tercero, deben gestionarse con anticipación los desafíos derivados del auge energético. Las nuevas exploraciones petroleras y gasíferas pueden generar tensiones diplomáticas y riesgos de escalada. Se requieren mecanismos de resolución de disputas más sólidos. Cuarto, la seguridad climática debe integrarse de forma plena en las agendas de defensa. El Caribe es altamente vulnerable a fenómenos extremos que afectan infraestructuras críticas y operaciones militares. La resiliencia climática será un indicador clave de estabilidad regional.
EL CARIBE COMO PRUEBA DE FUEGO
El Caribe emerge como un espacio decisivo para comprender el nuevo orden geopolítico. En esta región convergen la competencia entre potencias, la presencia del crimen organizado, la disputa por recursos estratégicos y el impacto acelerado del cambio climático. Puerto Rico, Colombia y las islas caribeñas son nodos esenciales para la defensa hemisférica. También representan puntos de inflexión para la política latinoamericana en un entorno internacional cada vez más volátil. El Caribe ya no es un borde geográfico. Es un centro estratégico cuya dinámica influirá directamente en la seguridad de América Latina y en su capacidad para actuar con coherencia frente a los desafíos globales.
Observación: Falta analizar debidamente el protagonismo de la Federación Rusa, de la República Popular China y de la Unión Europea en la presentación de arriba. No fue posible hacerlo (todavía) por la escasez de suficientes informaciones fidedignas al respecto. Esto puede mejorar próximamente.
El resumen de esta entrega está hecho con la ayuda de inteligencia artificial. Informaciones generales sobre estos temas y otros relacionados con ellos pueden obtenerse también en nuestra página web de acceso gratuito e inmediato:
Dr. Ricardo Rodríguez Silvero