07 jun. 2025

La Familia: Motor económico del Paraguay

El Día Nacional de la Familia se celebró en nuestro país el pasado domingo 27 de abril. En ocasión de esta columna, planteamos la siguiente reflexión: ¿Existe una relación directamente proporcional entre la estabilidad familiar y la economía/empresarial?

En el Paraguay, la estabilidad financiera y la estabilidad familiar no son conceptos completamente aislados; al contrario, son piezas profundamente entrelazadas de una misma realidad. En un país donde más del 85% de las unidades económicas son empresas familiares, la solidez de las relaciones conyugales incide directamente en el motor económico y social.

Según Silva y Vasconcellos (2019) existen más de 700.000 empresas familiares en el país, las cuales producen el 65% de los bienes y servicios, y generan 66% del empleo, arrojando un hecho implícito: Muchas de las decisiones empresariales del país no se toman únicamente en salas de directorio, sino también en los almuerzos de domingo. Esto evidencia que la familia no solo cumple un rol afectivo, sino también es parte integral del aparato económico nacional.

Desde el 2020, con mi esposa acompañamos a parejas en su preparación al matrimonio sacramental, además de brindar contención a las parejas en crisis. Estas experiencias, estrictamente confidenciales, exhiben un patrón claro: Los conflictos financieros son una causa recurrente y profunda de la inestabilidad en la pareja. Esta hipótesis se refuerza al prestar atención a datos judiciales, los cuales relatan que, en 2022, la principal causa de divorcios no fue la infidelidad, sino los problemas económicos, como el desempleo, el endeudamiento o el desequilibrio en el aporte económico dentro del hogar.

Estas tensiones no solo permanecen en casa, pues se filtra en la productividad laboral, en la toma de decisiones, en el núcleo empresarial y en la visión a largo plazo. La inestabilidad emocional incrementa el ausentismo, debilita la confianza y dificulta la proyección conjunta, especialmente en entornos donde el ambiente familiar y empresarial son el mismo.

Las relaciones conyugales estables y sólidas actúan como amortiguadores frente a las crisis y facilitan el ahorro, la inversión y el crecimiento sostenido. Entre el 40% y 60% de estas empresas familiares se financia con ahorros familiares o préstamos entre parientes, indicando que la familia no solo es el respaldo emocional y afectivo, sino también funge como soporte financiero de gran parte del sector productivo. Cuando la relación de pareja funciona, el negocio también tiene más chances de sostenerse.

Una encuesta a docentes profesionales en ciencias económicas reveló que el 25,7% de los conflictos en empresas familiares proviene de la falta de separación entre lo personal y lo empresarial, mientras que el 22,9% se relaciona con roles mal definidos. En paralelo, el 45,7% de los encuestados sostiene que el asesoramiento profesional especializado es clave para manejar estas tensiones.

Frente a este panorama, proteger el núcleo familiar no es solo una necesidad personal y espiritual, sino también es una estrategia económica concreta. Sectores como los retailers, los servicios educativos, y el sistema financiero deben considerar este vínculo al elaborar políticas, productos y modelos de gestión empresariales.

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