Wilson Ferreira
ALTO PARANÁ
La escena, registrada por el equipo del proyecto Yaguaretés del Iguazú , fue celebrada como un verdadero triunfo para la conservación. Aisha, cuyo nombre significa “vida”, había sido vista por última vez en 2022, en una zona remota y de difícil acceso del parque. Desde entonces, se la monitoreaba a distancia, sin noticias claras… hasta ahora.
“La cría parece tener entre tres y cuatro meses, y todo indica que es una hembra. Recordemos que las onzas –como se les llama localmente– permanecen con sus madres durante aproximadamente dos años. Ver este tipo de vínculo es muy esperanzador para el futuro de la especie en esta región de las Tres Fronteras”, cuenta con entusiasmo Yara Barros, coordinadora del proyecto.
En las imágenes, Aisha mira con recelo hacia la cámara, atenta, como si supiera que está siendo observada. La lona negra que aparece en el video protege los equipos instalados por los guardaparques, quienes ya trabajan en la siguiente etapa: ponerle nombre a la nueva integrante de esta población en recuperación.
Nombre. Las opciones están abiertas al voto popular. Dos nombres compiten en la elección: Eirapuã, que en guaraní significa “estrella” y Suyane, que quiere decir “flor de lirio”.
La votación, que se realizó a través de las redes sociales del proyecto, se cerró ayer a las 19:00 y hoy lunes debe conocerse el resultado. Según explicaron, ambos nombres reflejan la conexión profunda entre la fauna y la identidad cultural de esta zona trinacional.
El último censo realizado en el parque, en el 2022, registró la presencia de 25 yaguaretés. Con la nueva cría, y a la espera del próximo censo –cuyo resultado se espera para mediados de este año–, la esperanza se renueva entre los conservacionistas.
El nacimiento de este cachorro no es solo una buena noticia para el Parque Nacional del Iguazú, sino una señal de que, pese a todas las amenazas, la vida sigue abriéndose paso en la selva.
El proyecto. Yaguaretés del Iguazú es una iniciativa dedicada a la preservación del jaguar en el Parque Nacional del Iguazú, en Brasil. Se trata de un programa de voluntariado con el objetivo de acercar a la sociedad a las acciones de conservación de esta especie amenazada.
El programa busca ofrecer a los voluntarios una experiencia directa con las actividades desarrolladas por el proyecto, permitiéndoles participar activamente en las tareas de monitoreo, educación ambiental y manejo de datos sobre los jaguares y su hábitat.
Además de involucrar a los participantes en el trabajo de campo dentro y alrededor del parque, el voluntariado también tiene un enfoque educativo. Los voluntarios reciben formación sobre el funcionamiento del Parque Nacional del Iguazú, la importancia ecológica del jaguar, y los desafíos que enfrentan los programas de conservación de especies en peligro de extinción.
Asimismo, el proyecto brinda capacitación específica a los pasantes en distintas áreas de actuación, fortaleciendo sus habilidades técnicas y su compromiso con la causa ambiental.
Con esta iniciativa, se busca no solo proteger a uno de los felinos más emblemáticos de América del Sur, sino también fomentar una red de personas conscientes y activas en la defensa de la biodiversidad.