En la sesión ordinaria de la Cámara de Senadores se llevó a cabo el homenaje a una sobreviviente del régimen opresor de Alfredo Stroessner: Celsa Ramírez, arpista torturada a finales de 1975 en una prisión.
Ramírez era en ese entonces esposa de Derlis Villagra, líder juvenil del PCP e hijo del militante comunista Marciano Villagra, quien también fue torturado hasta la muerte en la ex sede del temible Tercer Departamento de Investigaciones.
Cuando fue apresada y torturada, se encontraba embarazada de cuatro meses; sin embargo, eso no impidió que sea golpeada.
Su hijo, Derlis, como su padre, nació y vivió en prisión, en el campo de concentración de Emboscada, hasta los 2 años 4 meses. Él y su madre salieron en libertad el 10 de agosto de 1978.
Antes del homenaje que reconoce su “significativo aporte en defensa de los derechos humanos y en la construcción de un país democrático, pluralista y libre”, se mostró un material audiovisual en el cual relató los momentos de persecución y terror que vivió tanto ella como sus demás compañeros.
El material finalizó destacando la importancia de mantener viva la memoria y con un pedido especial al Partido Colorado, que en ese entonces simbolizaba al régimen stronista: “Hacer un mea culpa y un pedido oficial de perdón por tantos crímenes cometidos”, expresó.
El senador Hugo Richer pidió la palabra para destacar la historia de lucha de Ramírez y mencionar que el homenaje es también para los 400 paraguayos detenidos y desaparecidos.
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“En ella hay una tremenda historia de dignidad. Hay un pedazo largo de tiempo, es como si fuera que el pueblo paraguayo con sus esperanzas está sentado ahí. Nos mira (por Ramírez) con una extraordinaria dignidad, la dignidad que les falta a muchos”, en alusión a los actores políticos.
Richer mencionó que el homenaje es relevante porque estamos viviendo “el deterioro y desencanto de una democracia que no responde a las necesidades y expectativas de miles de compatriotas”.
Recordó que en la posdictadura los “propios stronistas reconvertidos” no se animaban a discutir el régimen de Stroessner ni de los derechos humanos.
Destacó la importancia de recuperar “el sueño de un pueblo que tiene que vivir mejor”, así como la esperanza de un país sin “tantos corruptos y mafiosos que manejan parte de la política paraguaya”.
“Ustedes lucharon (por Ramírez y las personas que la acompañaron) por ese país que todavía no existe”, manifestó Richer.
A su turno, la senadora Esperanza Martínez, expresó que este acto trata “de reivindicar ese rol del Estado de pedir perdón y recompensar a personas que han luchado por décadas”.
Lamentó la violencia ejercida por los torturadores, “quienes hacían el trabajo sucio del régimen”, para romper con dignidades e ideales.
Para Martínez, el homenaje a Celsa Ramírez tiene un valor extraordinario, porque la sociedad paraguaya está atravesando un momento donde la práctica de la política se convirtió en “mercancía”.
“Hacer política hoy es ser operador político que cobra y recibe una serie de beneficios, como un empleo para trabajar en favor de algunos sectores, de partidos y de ideas. Se abandonó la militancia política, esa entrega apasionada más allá de cualquier límite porque pusieron su vida, la de sus hijos, la de sus familias, en juego para defensa de la dignidad”, dijo Martínez.
Criticó que la política actual “obligó” a entrar a un juego “del dinero, de la recompensa, del clientelismo, con mecanismo de sobrevivencia, que rompe con las dignidades”.
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Lamentó que las viejas prácticas continúen más de 30 años después de la caída del régimen opresor de Stroessner, que fue responsable de torturas, muertes y desaparecidos, que empezaron a ser identificados muchos años después.
Al menos 456 personas desaparecidas, 18.772 torturados y unas 20.090 víctimas directas son apenas una parte de las cifras que dejó la dictadura de Stroessner a lo largo de sus 35 años en Paraguay.
“La memoria tiene que seguir viva y por eso, las personas con convicciones y con coherencias como vos, Celsa (Ramírez), son las que permiten soñar que el Paraguay va a ser posible para todos y todas”, indicó.
“No endosar los crímenes al Partido Colorado”
Concentrado desde su algún lugar, el senador colorado Juan Carlos Calé Galaverna pidió la palabra para sumarse al “merecido homenaje a esta distinguida compatriota”; sin embargo, pidió no responsabilizar a la ANR de los crímenes cometidos durante la dictadura de Alfredo Stroessner.
“Como ciudadano perteneciente al Partido Colorado debo necesaria y obligadamente señalar que los crímenes de lesa humanidad producidos en abundancia durante el régimen stronista no deben ser endosados al Partido Colorado”.
Galaverna mencionó que los colorados también fueron perseguidos por el equipo de Stroessner y reiteró su apoyo al homenaje, pero volvió a pedir “no endosar al Partido Colorado esa responsabilidad. Esa es responsabilidad del general Alfredo Stroessner y su equipo que operó y sostuvo la dictadura en nuestro país”, manifestó.
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Paró unos segundos su alocución para fumar y recordó el día que Stroessner disolvió el Congreso Nacional, hecho que calificó como “otro crimen de lesa humanidad”, que fue apoyado por el Partido Liberal a través de un comunicado.
Justificó su discurso diciendo que ofrece datos para que el análisis sea menos parcialista.
Luego de sus expresiones, se procedió a entregar una placa y la copia de la declaración a Celsa Ramírez, quien fue abrazada por los parlamentarios.
Ramírez brindó un discurso en el cual destacó que “ese sentimiento y espíritu de lucha no ha decaído, hemos dado lo mejor de nosotros para que un día en el Paraguay pudiera existir un clima de libertad y democracia”, manifestó con los ojos llorosos.
El acto finalizó con la ejecución en arpa de una música que fue “importante en los momentos díficiles”, India, de José Asunción Flores.
