El fray Juan Antonio, Carmelita Descalzo, en su homilía en la noche de este domingo en Caacupé, manifestó que llegar hasta la capital espiritual es “volver a casa”,"sentir que la Madre nos espera, nos mira y nos recibe y que su silencio fecundo habla en lo más hondo de nuestra vida”.
“Aquí presentamos nuestras lágrimas, nuestra fe, los sufrimientos de tantos hermanos y también las esperanzas que el pueblo paraguayo trae desde todos los rincones del país”, expresó.
Mencionó que, en este año tan especial, marcado por la memoria viva de Chiquitunga, ella nos recuerda que la santidad está cerca, que Dios sigue actuando y que la vida consagrada continúa siendo un signo vivo de su ternura.
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Así también, manifestó que, para los consagrados, ir a Caacupé no es solo tradición: Es renovación.
“Aquí la Virgen purifica nuestra mirada, fortalece nuestra misión y nos enseña a vivir con libertad interior. Aquí cada sí se renueva. Aquí volvemos a escuchar: El Señor está contigo”.
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Una gran cantidad de fieles llegan hasta la Basílica Menor de Caacupé en familia y con amigos para esta gran fiesta mariana, llena de fe y esperanza.
Varias instituciones trabajan para brindar servicios a todos los peregrinos que llegan para agradecer y pagar su promesa a la Virgen de Caacupé.
Monseñor Ricardo Valenzuela, que presidirá este lunes la celebración en honor a la Virgen de Caacupé, señaló que, a raíz de un tratamiento médico que lo mantuvo lejos del país, no pudo dedicarse a la carta pastoral al pueblo. Sin embargo, adelantó los posibles temas que abordaría en su homilía.