Mientras, la populosa Sao Paulo, conocida por su intensa vida de ocio, sufre un “apagón” cultural con la suspensión de la actividad de sus museos.
La región de Río de Janeiro, la segunda con más habitantes en Brasil, decidió declarar el estado de emergencia y, a partir del martes, sus principales puntos turísticos, como el Cristo Redentor y el Pan de Azúcar, echarán la persiana.
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El gobernador Wilson Witzel explicó también que los bares y restaurantes tendrán que reducir en un 30% el movimiento de clientes y que en los centros comerciales solo estén abiertas las plazoletas de comidas.
De acuerdo con el último reporte del Ministerio de Salud, en Brasil se confirmaron 234 casos de coronavirus, 31 de ellos en Río de Janeiro, donde el patógeno ya circula localmente.
A pesar de que la tasa aún no es elevada, las autoridades están muy preocupadas por la alta densidad de la población de Río –un quinto vive en insalubres favelas– y por la escasez de las infraestructuras de salud pública.
Witzel, juez federal de carrera, hizo un llamado a los jóvenes más reticentes a restringir sus salidas en una ciudad con tantos atractivos como Río: “no han entendido que estamos intentando evitar más muertes como las que están ocurriendo en Italia, España y en Corea del Sur”.
El estado de Río, que ya había ordenado el viernes el cierre de las escuelas, quiso decretar el estado de emergencia para tener más poderes a la hora de restringir los movimientos de los cariocas y de aportar ayudas a las empresas más afectadas.
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A pesar de que el domingo se habían formado grandes aglomeraciones en una manifestación en favor del Gobierno brasileño alentada por el presidente Jair Bolsonaro, este lunes las autoridades locales pedían contención a los usuarios de las paradisíacas playas de Río.
El gobierno de Sao Paulo, el estado más poblado de Brasil y el más afectado por el coronavirus (152 casos), anunció este lunes el cierre de todos los museos, bibliotecas y centros culturales, de ocio o deportivos públicos durante 30 días.
Así, a partir de este martes, estarán clausuradas instituciones de referencia como el Museo de Arte Sao de Paulo (MASP), el que recibe más visitantes, la Pinacoteca y el Museo de la Imagen y del Sonido.
La región de Sao Paulo, que aún no adoptó medidas tan drásticas como Río de Janeiro o Minas Gerais, tiene 44 millones de habitantes, 12 de ellos en la capital, conocida por ser la capital económica de Brasil y por su intensa vida cultural y social.
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El gobernador Joao Doria (centroderecha) adelantó además que nuevas medidas serán anunciadas en los próximos días, pero aseguró que no “hay razón para el pánico”.
“Hay (razones) para la información, la razón y para la toma de decisiones”, apuntó.
En el Aeropuerto Internacional de Guarulhos, el de mayor tráfico de Brasil, la estampa esta mañana de lunes era de una inquietante tranquilidad, con pasajeros embarcando a cuenta gotas.
Restricciones en los penales
El Gobierno brasileño anunció este lunes que restringirá las visitas a las cárceles, con la meta de prevenir la llegada del coronavirus a una población penal calculada en unas 800.000 personas, en su mayoría hacinadas en lugares poco adecuados.
Según el Ministerio de Justicia, durante los próximos 15 días estarán suspendidas “las visitas sociales”, en tanto que las de los abogados serán restringidas durante una semana, salvo en casos que requieran “urgencia” o respondan a estrictas razones procesales.
El sistema penitenciario brasileño, considerado uno de los peores del mundo, tiene un déficit cercano a las 350.000 plazas, lo que desde hace años agravó gradualmente el hacinamiento en unos penales en los que, además, la atención sanitaria es precaria, según coinciden los organismos de derechos humanos.
Bolsonaro en medio de la polémica
Después de haber abrazado a decenas de seguidores en una de las manifestaciones celebradas este domingo en favor de su Ejecutivo, Bolsonaro justificó el aliento que dio a la protestas, en contra de las recomendaciones emitidas por las autoridades sanitarias.
“Si el pueblo va a la puerta del Palacio (presidencial) yo tengo que estar junto al pueblo, tengo que demostrar que estoy con ellos”, dijo el mandatario en una entrevista con la radio Bandeirantes.
Bolsonaro, que la semana pasada estuvo bajo sospechas de haber contraído el coronavirus en un viaje a Miami, resultó negativo en los exámenes a los que fue sometido.
El dirigente, que cumple esta semana 65 años, dijo este mismo lunes que ve “histeria” en relación al coronavirus y opinó que la economía “no puede parar”.
Los mercados de mal en peor
El índice de referencia del mercado brasileño, el Ibovespa, se despeñó el 13,92% y continúa en estado de pánico tras la caída acumulada del 15,6% de la semana pasada, su peor resultado desde 2008.
Asimismo, el dólar estadounidense renovó su récord en Brasil este lunes al apreciarse un 5,16% frente al real, terminando la jornada por encima del listón de los 5 reales por dólar por primera vez en la historia.
Inyección pública y crucero en espera
El Gobierno de Brasil anunció este lunes un plan de choque que incluye la inyección de 147.300 millones de reales (26.000 millones de euros) en la economía, a fin de paliar los impactos de la pandemia del coronavirus. Este montante representa en torno al 1,7% del PIB brasileño.
Mientras, los países de la Unión Europea (UE) y el Reino Unido crearon un grupo de coordinación permanente para dar una solución “rápida y segura” a los 607 ocupantes, entre ellos tres españoles, que están desde el jueves en un crucero aislado en Recife (Brasil) por un caso confirmado de coronavirus.